–¿Sí?
–Hola renacuaja.
–¡JC! Hace días que no sé de ti ¿estás bien? ¿Te ha ocurrido algo? –pregunta alarmada y con ansiedad, pero al mismo tiempo aliviada de oír su voz.
–Han surgido... Algunos problemillas... Pero prefiero no hablar esto por teléfono, mejor quedemos.
–¿Por qué? ¿Qué planeas?
–Anne, fuguémonos. Tú y yo y nadie más. Solos los dos.
–¿Estás loco? ¿Te ha dado un amarillo o un chute de algo o qué?
–Anne, te amo, quiero salir de esta mierda de vida y empezar una desde cero contigo. Quiero estar limpio durante el resto de mi vida a tu lado, salir de este abismo junto a ti. Eres mi único apoyo, mi único pilar, sin ti me derrumbo. Te necesito. Ven al chalet abandonado de donde siempre, pero ven sola Anne, no se lo digas a nadie.
–JC... Me estás dando miedo...
–Renacuaja, tranquila, soy yo ¿a caso no confías en mí?
–...
–... –silencio–. Piénsalo. Te estaré esperando. Te amo.
–...
Fin de la llamada.
~*~
–No sé cómo te puedes tirar todo el día jugando –se queja, tumbada en el sofá con las piernas recogidas sobre el regazo de Aaron y la cabeza en el brazo del sofá.
–Pero si estabas jugando también hace nada –dice él, sin dejar de mirar la pantalla.
Gemma gira la mirada en dirección a la televisión donde Aaron, con su personaje en un primer plano, mata todos los zombies que pilla en su camino. La pelirroja se encoge de hombros.
–Es que jugar un rato es divertido, pero ¿no te cansas de estar jugando todo el rato al mismo juego? –Gemma intenta mover las piernas, pero Aaron sigue agazapado, atrapando los gemelos de esta con sus brazos y pecho.
–Estate quieta y duerme o algo, tengo que pasarme este nivel.
Ella resopla y cierra los ojos, queriendo dormir. Por lo menos se está muchísimo más tranquilo en casa de Aaron que en su casa con sus hermanos. Cómo se nota que ya es verano y ya no hay clases. Aunque, igualmente, Gemma se prepara el temario del año que viene, repasando los libros y demás en la biblioteca de la Universidad. Quiere estar preparada. Con los ojos cerrados recuerda el día en los recreativos. Aún sigue teniendo el peluche del pingüino en su cama y sus hermanos han estado lo suficientemente encaprichados durante una larga temporada con todos esos juguetes. Y menos mal. Abre los ojos y saca su móvil. Mañana sería el cumpleaños de los gemelos y estos querían que Aaron viniera. Él siempre aparecía por casa para ayudarla a cuidar de los niños y sus padres ya conocían a Aaron, pero no sabían que Gemma y él eran novios aún. Ella quería tranquiidad y espacio para decirlo, no por estar avergonzada de Aaron, si no porque no quería a sus padres encima atosigando y chinchando.
–¿En qué piensas?
Abre los ojos de golpe y se encuentra con los ojos azules de Aaron sobre los suyos. El chico se ha inclinado hacia ella, con un brazo agarrado al respaldo del sofá para no caer y la otra mano al lado de la cabeza de Gemma. Ella sonríe y niega con la cabeza.
–En muchas cosas.
–¿Una de esas cosas soy yo? –acerca su rostro al de Gemma y ella arruga la nariz cuando Aaron muerde su mejilla.
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Olvidar no es fácil.
Teen Fiction"–¿De qué tienes miedo?–pregunta él pasando su gran y áspera mano por sus rizos negros. –De tu estupidez.–espeta con burla escrutando los ojos azules de él. –Conmigo estarás a salvo.–le vuelve a repetir. No sabe ya cuantas veces se lo ha dicho. –Dic...