-¿Lo llevas todo?
-No lo sé. Me ha hizo la maleta Gemma a noche.
Silencio. Eduardo mira con sorpresa a su hijo y después pone una mueca de desacuerdo.
-¿Me estás hablando en serio?
-Va a empezar su semana de exámenes y estaba estudiando en mi casa. Se asomó a ver que hacía y al ver cómo estaba haciendo la maleta, se desestresó montándola y quejándose de mi veguería.
-¿Cómo has tenido tanta suerte de conocerla? -niega con la cabeza y después sonríe socarrón -. Y sobre todo, ¿cómo has conseguido que sea tu novia?
Aaron se encoge de hombros.
-Está acostumbrada a tratar con niños.
Eduardo ríe y golpea el hombro de su hijo. Se dirigen hacia el coche de Aaron. Éste mete su maleta en el maletero.
-¿Crees que le importará a tu madre que vaya yo también a verla? Me volvería al momento -aclara el hombre rápidamente. Aaron cierra el maletero, con desgana y se encoge de hombros.
-Si quieres ir a verla, que no sea el mismo tiempo en el que esté yo. Se iba a poner un ambiente muy... Familiar -pone una mueca de asco y va en dirección a abrir la puerta del conductor. Eduardo sonríe forzado.
-Bueno... Cambiando de tema ¿qué tal vas con la alimentación?
-Eduardo -le llama Aaron. Le coge la muñeca a su padre y le enseña su reloj de oro blanco-. Es tarde. Me marcho.
Se mete en el coche y cierra la puerta. Eduardo se sube a la acera y se queda mirando como su hijo arranca y se va en dirección a un viaje de hora y media.
~•~
Aaron se para en una gasolinera. Al coger su plaza, se percata de que la gente se queda mirando su Audi R8, sorprendidos. Sale del coche y, casi todas las miradas, ya que siguen mirando a su coche la mayoría, se dirigen hacia él. Quieren saber quién es el conductor. Pero al ver su aspecto, se quedan con una cara de desconcierto. Uno de los trabajadores se acerca a Aaron.
-¿Cuánto se lo cargo?
-Cuarenta litros -dice sin más.
Cierra el coche y se va en dirección a la tienda para pagar. Se queda mirando las cosas de picoteo. Todo es muy caro. Se dirige al mostrador y la chica se le queda mirando. Tiene un aspecto desganado también. Ojeras, pircings tapados con esparadrapo y pelo rubio tintado a mechones.
-¿Por qué coche va a pagar?
-El de la plaza tres -Aaron saca la cartera. La chica se asoma en el mostrador para poder ver la plaza. Aaron le mira de reojo el escote, que intenta sacar con esa camisa tan fea del uniforme. Da la vuelta a los ojos. No hay nada que enseñar. Se queda mirando a la nada mientras pagas. Bueno, aún no le ha visto el pecho a Gemma. Pero tampoco tiene pinta de ser grande. Aunque no tan pequeña como las de la gasolinera. A lo mejor son mejores de lo que disimula en la ropa.
-... ¿y cómo te llamas?
Aaron alza la cabeza, dándose cuenta de que la chica le había estado hablando. Ella, al ver su cara de empanado con boca levemente abierta, empieza a reír.
-Tú te metes mucha mierda ¿eh? Te estaba preguntando que de dónde has sacado ese coche ¿a caso lo has robado?
Aaron recupera la vuelta de lo pagado y se guarda la cartera, en silencio.
-Perdona, ¿pero me ves a mí preguntándote cuánto cobras? No seas tan maleducada -Aaron da media vuelta y se va.
La chica, sorprendida, reacciona tarde para ponerse a gritarle, ya que Aaron acaba de salir por las puertas automáticas.
Ve que hay gente alrededor de su coche. Cuándo le ven salir, dan media vuelta y se van, atemorizados o avergonzados.
El ruloso monta en el coche sin más y arranca el coche para meterse de nuevo en su camino.
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Olvidar no es fácil.
Teen Fiction"–¿De qué tienes miedo?–pregunta él pasando su gran y áspera mano por sus rizos negros. –De tu estupidez.–espeta con burla escrutando los ojos azules de él. –Conmigo estarás a salvo.–le vuelve a repetir. No sabe ya cuantas veces se lo ha dicho. –Dic...