Marie se acaricia el pelo, mira fijamente a los ojos castaños del chico que habla con ella. El chico se llama Máximo, le gusta más que le llamen Max. Es un chico de su edad, de pelo castaño y ojos castaños, nariz chata y ojos grandes. Según parece es de los guapos de su curso y claramente todas las amigas de Marie están muy celosas de ella. ¿La razón? Llevan una semana hablando juntos y él siempre la acompaña a esperar que le recoja su hermana Gemma.
Max esta sentado en el mismo banco que Marie. El chico esta con su monopatín bajo su pie, con la gorra girada a un lado y masticando un chicle de forma exagerada. Marie esta sonrojada, este chico le gusta, pero no sabe de que hablar. Todas sus amigas creen que se tienen mucha confianza, pero Max siempre esta con ella para decirle de esperar a que la recojan, sobre trabajar juntos en trabajos de ir a casa y demás.
Claramente Monique y sus hermanos están excluidos, no pueden esperar cerca de ella en un radio de 10 metros de distancia. Monique se molesta, ya que no le gusta cuando su hermana se pone así de tonta. En cambio los gemelos no comprenden que es lo que ocurre, no comprenden el comportamiento de su hermana Marie.
El Peugeot llega al fin a la entrada del colegio. Gemma baja del coche tranquilamente, cerrando la puerta tras ella. Se aparta los cabellos del rostro de forma torpe, ya que lo tiene todo en la cara. Rápidamente Max se levanta del banco y Marie va tras él. El chico se acerca a Gemma y le dedica una sonrisa.
–Buenos días Gemma –dice Max mirando embobado a Gemma. El chico lo único que ve es como los preciosos ojos azules de Gemma le miran, le están mirando. Eso pone nervioso al chico. Gemma sonríe, en la realidad sonríe extrañada y frunciendo su ceño, sin comprender porque desde hace más de una semana, este chico siempre viene a saludarla y no sabe ni como se llama. En cambio Max lo que ve es como Gemma solo le sonríe a él, de forma dulce, enmarcando sus finos labios rosados y susurrando que lo ama.
– ¿Marie? –pregunta asustada Gemma al ver que el chico no reacciona. Ya que lleva como cinco minutos mirando a Gemma fijamente y eso incomoda a Gemma. Marie mira sin comprender a Max. Aparecen entonces los gemelos y Monique.
– ¿Acaso no te das cuenta Marie? Max solo quiere ver a Gemma –dice dando la vuelta a los ojos Monique. Monique siempre ha sido una chica muy inteligente y astuta, por lo tanto se dio cuenta antes que Marie, que solo estaba cegada por el chico. Marie abre los ojos rápidamente y mira hacia otro lado ofendida. Entonces mira fijamente a Gemma, con odio.
–Te odio Gemma –grita Marie y se va caminando alejándose.
– ¡Marie! –grita Gemma. Mete a los otros tres hermanos en el coche y les manda quedarse en el sitio. Corre tras su hermana dolida, que llora por su corazón roto. Ella creía que Max la quería a ella, pero quiere a su hermana. Algo que duele a la pobre pequeña, que solo acaba de empezar a saber que pasa con los chicos y que es lo que quieren.
Marie ignora que Gemma le llama, sigue corriendo cuando entonces choca contra el cuerpo de alguien. La persona la coge de los hombros con brusquedad, para echarla hacía atrás. Marie se pone nerviosa y pide perdón, o eso intenta, ya que las palabras se le cortan al ver al chico que se encuentra delante de ella. La mira fijamente, con ojos ensombrecidos. Gemma se da cuenta, sabe que su hermana esta en manos de alguien que no da buena espina. Gemma aprieta el paso hasta que llega donde ellos y le arrebata al chico la niña que se encuentra entre sus manos.
–Perdone –dice seria Gemma y tira a su hermana contra su vientre. Marie la abraza rápidamente, asustada y le toma de las dos manos para volver al coche.
– ¿Des de cuándo me tratas de usted? –pregunta entonces el chico. Esa voz ronca es demasiado conocida para Gemma. La pelirroja se gira despacio para acabar encarando al muchacho de pelo moreno y ruloso. Él alza una ceja y se queda con rostro neutro.
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Olvidar no es fácil.
Подростковая литература"–¿De qué tienes miedo?–pregunta él pasando su gran y áspera mano por sus rizos negros. –De tu estupidez.–espeta con burla escrutando los ojos azules de él. –Conmigo estarás a salvo.–le vuelve a repetir. No sabe ya cuantas veces se lo ha dicho. –Dic...