Matices

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One man can change the word- Big Sean

(Cadillac- Michigan, 6:00 p.m, Miércoles)

~ Marcus ~

-¿Donde esta tu padre?- solté en cuanto lo pensé, sonreíste de manera triste y luego empezaste a jugar con un tazón que había por allí. Empezando a darle vueltas con un dedo, de manera lenta y muy muy extraña.

-De seguro en alguna playa francesa disfrutando la vista con una margarita en la mano- me quede serio mirándote directamente, trataba de leerte, de buscar alguna pista que dijera que estabas mintiendo, pero tenias una coraza tan gruesa que solo pude ver lo que por si ya veía: frialdad

-¿Cuál es tu historia con John?-no cambiaste de expresión y tampoco me miraste. Solo seguías allí, jugando con el tazón -¿Has dormido con el? ¿Son novios o algo parecido?-

-Solo te diré que fue un error...- dijiste, cortándome con un aire desinteresado que me confundía. Mordí mi lengua con fuerza y me recargué en la isla enfrente tuyo

-¿Por qué estuviste en el hospital?-el corazón se me detuvo y todo mi cuerpo tembló, trague duro y dije:-¿Sufriste una sobredosis?-, aun miraba tu perfil relajado, pero me parecio que algo muy muy pequeño cambio en el.

-Lo único que sé es que me dolía mucho el estomago,- mentiste dejando el plato en una esquina de la isla- que me desmaye y que desperté en aquel cuarto-tus palabras sonaban incómodas, como si trataras de convencerte a ti misma sobre aquella historia. No se, podías estar diciendo la verdad y yo no me estaría dando cuenta, pero después de lo que hiciste ya no confiaba en ti.

Mire tus brazos, atrapados en un suéter negro pegado y con cuello alto, casi parecías una musa de algún pintor francés, incluso ya tenias el carácter... Y las drogas, pero la confianza, te faltaba, al menos la verdadera.

Algo llamo mi atención en ti, las mangas eran demasiados largas, apenas y se veían las puntas de tus dedos y entonces me llego una idea que al momento supe que era estúpida. Pero valía la pena intentar.

Tome tu mano lenta y delicadamente, tu giraste hacia mí ,y antes de que pudiera alzarla, la escurriste y escondiste tu brazo entre tus piernas, fruncí el ceño y tú me miraste enojada, tu respiración frenética se notaba por cómo tu pecho subía y bajaba con rapidez. Sabía que algún día tendría la oportunidad.

-¿Cómo exactamente entraste al mundo de las drogas?- pregunté con fluidez desgarrante, apretaste tus labios y te vi mirar por una milésima de segundo hacia donde tu brazo estaba. Parecías un perrito asustado, incluso parecía que habías bajado las orejas

-No quiero hablar de eso- asentí por capricho más que por compresión y me quede callado por un momento, tratando de pensar más preguntas, pero sentía como si la cabeza me fuera a explotar por tantas dudas.

Hablamos por veinte minutos pero nunca dijiste nada en realidad, todo tenía prácticamente la misma respuesta.

-...No quiero hablar de eso.-

También solías hacer que tus respuestas fueran tan complejas y extrañas que no me quedaban las ideas claras. Después supe que lo hacías a propósito. Y no te culpo, nunca habías hablado con alguien sobre esos temas.

-¿Eso es todo?- preguntaste irónica alzando las cejas mirándome sufrir contra la isla de la cocina, justo enfrente tuyo.

𝐀𝐃𝐈𝐂𝐂𝐈Ó𝐍 𝐀 𝐓𝐔 𝐍𝐎𝐌𝐁𝐑𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora