Boys don't cry - The Cure
(Cadillac- Michigan, 8:32 p.m, Martes)
~ Marcus ~
Hace unas semanas encontré una canción que me hacía pensar en ti. Al principio solo era un disco que le había pertenecido a mi madre años atrás. Un simple pedazo de plástico lleno de recuerdos ajenos a mi que ni siquiera conocía. Estuve apunto de tirarlo, pero algo me lo impido. Lo puse, solo para recordar a mi madre un rato, pero minutos después descargue la canción en mi celular y ahora la pongo todos los días hasta quedar dormido, porque ahora esa era la única forma en la que podía concebir el sueño.
Porque ese cuarto, oscuro, manchado de sangre que no se ve, me torturaba con el soplido inexistente del viento. Limpiaba manchas que no estaban y buscaba a personas sin vida. Todo me hacía sentir mal durante la noche, había demasiados recuerdos, me sentía como si la vida no pudiera existir allí.
Regresaste, dos días después, trajiste comida china y una mochila negra.
Subiste a mi cuarto después de saludarme y darme un tierno abrazo que yo solo regrese con una leve palmada en la espalda.
Dejaste la mochila sobre mi cama, pusiste la comida en mi escritorio y giraste para mírame cuando cerré la puerta.
Te regrese la mirada, mirando tu cuerpo, me fijé en tu playera azul. Era el único color feliz que te había visto en meses. No podía entenderlo, tú estabas bien, mientras yo sentía que me moría
-Te traje tallarines- y sin decir más, tomaste mi mano y me acercaste a ti, para luego ponernos a comer.
Después de lo que sucedió no me dejaste estar solo, al menos hasta que decidiste que estaba lo suficientemente bien. Aún no sabía que te sentías culpable, pero cuando lo supe no pude evitar preguntarme: ¿por qué?
-El azul se supone que debería calmarte -murmuraste en uno de nuestros típicos momento de silencio, donde yo solo me quede viendo a tu playera tan azul como el cielo - por eso me la puse. No es un color que me guste mucho, pero por ti...-
-Gracias...- dije rápidamente, aunque mi cuerpo se moría por saber el resto de aquella frase - ...por todo - tu sonreíste dulcemente y continuaste comiendo, mientras yo de nuevo me moría por besarte.
.
El cielo estaba de un rosa precioso, las nubes naranjas parecían difuminarse y todo estaba tan callado, tanto como en mi cabeza como en aquel lugar.
Había descubierto aquel lugar en uno de mis recorridos por los pasillos, ya vacíos, de la escuela vespertina. Era un pequeño pasillo del tercer piso que terminaba en un pequeño balcón que daba hacia los patios de fútbol, donde podías ver a lo lejos a los chicos que se quedaban a entrenar para cualquier deporte, pero aun así, estaban demasiado lejos como para sentirme acompañado.
Como el romántico que era, deje una nota en tu casillero en el último receso pidiéndote que me vieras allí, pero aun faltaban como diez minutos para la hora acordada, así que aun el corazón no se me aceleraba del todo.
No sabia muy bien que quería decirte, habías estado tanto tiempo conmigo en silencio, para dejarme pensar y sanar como era debido, que incluso no te imagina precisamente diciendo palabras.
Escuche unos pasos atrás mio, eran rápidos y nerviosos y pensé que tu estabas igual de nerviosa que yo, así que, tratando de hacerme un poco el interesante y calmar la atmósfera, me quede recargado en la vieja y roñosa barandilla viendo hacia el horizonte, con una pequeña sonrisa queriendo aparecer por lo ridículo que me sentía
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𝐀𝐃𝐈𝐂𝐂𝐈Ó𝐍 𝐀 𝐓𝐔 𝐍𝐎𝐌𝐁𝐑𝐄
Teen FictionMe gusta cuando guardas secretos, cuando me miras mal por decirte que te quiero, me gustan tu manos y lo frías que siempre están, déjame acordarme de cuando te amaba y aún podía confiar en alguien, déjame recordar cómo se sentía tener 17, cuando el...