No se nada

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Die for you - The Weeknd

(Cadillac- Michigan, 8:32 a.m, Viernes)

~ Marcus ~

No lo analice en ese momento, todo se movía más rápido y yo parecía estar como espectador. Trate de protegerte y, escapandote de entre mis dedos, trataste de protegernos a los tres.

Habíamos perdido tanto tiempo escuchando las excusas de John que el reloj se puso en ceros.

Ellos entraron por cada puerta de la escuela, los alumnos gritaron y después de los disparos se echaron al piso cubriendo sus cabezas con las manos.

Tu y yo veíamos todo desde la puerta entreabierta, casi no lo demasiado asustados como para maneterla asi, observando como los hombres y mujeres encapuchadas ponían contra la pared a los alumnos que aún estaban en el piso y obligaban a los profesores a hacer igual. Algunos lloraban de pánico y otros sólo trataban de protegerse, pero ninguno parecía entender más allá de lo que uno es capaz de entender cuando está en una situación como está.

Cerraste la puerta lentamente, tratando de no hacer ruido y te recargarse en ella, respirando pesadamente, pensando en algo mientras yo te veía incrédulo, preocupado, queriendo, al menos, darte una última mirada.

-Si nos atrapan ¿Qué harás si alguien te pregunta de mi?- tu mirabas hacia la nada, pero sabía que dirigías a mi con tu voz dura y autoritaria. Tratabas de hablar enserio, pero algo dentro de ti temblaba. Muy dentro de ti querías que nadie supiera de ti y de mí, de nosotros, principalmente por mi seguridad, pero también porque al quererme lucirias débil frente a las otras pandillas y frente a ti misma.

Quería gritarte... ¡Quería gritarte! quería hincarme a tus pies y gritarte "¡¿por qué no me amas?!" pero tú muy bien sabes que me quede allí. Mirándote con una casi mueca.

-Que no sé nada - respondí renegado, suspirando pesadamente, deseando que hubiera otra respuesta completamente diferente.

Tomaste mi mano y la apretaste, no en el contexto en el que me hubiera gustado, más bien, sólo me mirabas y me sonréias con lástima, como si supieras que en ese instante quería comerte la boca al menos por última vez, pero que en verdad no podía, simplemente porque tu no lo permitirías.

La puerta se abrió, tu caiste de espaldas y John entró en pánico

-¡Nos encontraron!- gritaba él con los ojos saliéndose de sus cuencas mientras te jalaban por la gorra de tu sudadera. También gritabas, sorprendida de todo lo que pasaba.

Unos chicos entraron al baño, con sus metralletas colgandoles del un hombro y nos obligaron a pararnos.

No opuse resistencia, sabía que me iría peor si no cooperaba, y si trataba de ayudarte, nos iría mal a los dos. Sólo trate de recordar el poco entrenamiento que me habían dado y mantener la calma, pero el sentimiemto de impotencia era casi sofocante y yo solo queria llorar.

Nos llevaron a los tres por un pasillo vacío mientras que los otros obligaban a los alumnos y profesores a voltear hacia otro lado, poniéndoles en cañón de su arma contra la espalda.

Todo se hacía perfectamente discreto, dentro de lo que cabía, y yo sabía que después de este día sería muy difícil que alguien encontrará a los responsables de esto, no porque fueran expertos en que no los atraparan, si no porque a nadie le convenía que así fuera.

𝐀𝐃𝐈𝐂𝐂𝐈Ó𝐍 𝐀 𝐓𝐔 𝐍𝐎𝐌𝐁𝐑𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora