Capítulo 8: Yibaq
17 DE FEBRERO DEL 2014
Puede que nunca descubras quien eres. No es triste, es algo estresante con un poco de deprimente sentimiento.
No sé qué hacer ahora, ¿mudarme?, ¿seguir aquí? Azael lleva durmiendo aquí dos noches y la primera fue de lo más extraño, comenzando con el ruido súpero fuerte y secundando el hecho de dormir con Azael esa noche.
Sin embargo, la noche de ayer (y hoy en la madrugada) no fue tan mala, en realidad me divertí como hace mucho no lo hacía...
UN DÍA ANTES...
16 DE FEBRERO DEL 2014
- ¿Azael? ¿Sigues dormido? -Dije incorporándome en la cama.
-No, pero tu horrible aliento mañanero me hará caer desmayado en cualquier momento -contestó mientras se tallaba los ojos exageradamente.
-Que gracioso -contesté sarcástica-. En fin, ¿quieres desayunar algo?
-Ningún hombre puede rechazar un desayuno gratis. ¡Claro que quiero desayunar!
Salimos juntos de la habitación sin nada de incomodidad pesar de los acontecimientos de hace unas horas.
- ¿Café, huevo y panqués? -ofrecí mientras sacaba sartenes y llenaba la cafetera.
-Es más de lo que puedo pedir, mis desayunos suelen ser agua y pan -dijo con la vista perdida. Nunca lo había visto de esa forma.
No contesté, en su lugar batí el huevo mientras Azael comía una manzana verde.
- ¿Son de tu jardín? -dijo con la boca llena creando un gesto gracioso.
-No -contesté con media sonrisa-. Sí, planté un árbol de manzanos pero aun falta para que comiencen a dar frutos, estas manzanas son de la tienda de comida orgánica de la esquina de la florería.
-Están buenas -tomó otra manzana y comió como si fuese la primera vez en su vida que las prueba.
Terminé de preparar el desayuno para luego poner unos platos sencillos sobre la barra. Serví en una esquina de ambos platos el huevo y en otro diferente estaban los panqués para que cada quién escogiera a su gusto. Serví dos tazas de café y llevé lo que hacía falta. Azael solo veía.
- ¿Debo comer de alguna forma especial con el cuchillo y tenedor?
-No importa, Azael, es solo para personas con clase.
- ¿De qué me sirve tener clase si tengo que ser tan aburrido como tú?
-Tuche.
Comimos en un muy cómodo silencio hasta que Azael lo rompió.
-Espero que ahora si estés convencida de que no soy yo quien manda esas cosas. Deberíamos revisar el jardín trasero. Inspeccionarlo, ver si alguien dejó algo. El ruido fue estruendoso como para algún animal rastrero o el gato. No quiero asustarte pero quien sea que esté haciendo esto debe querer tenerte aterrada o vigilarte demasiado... y luego tenerte aterrada -sonrió exageradamente haciendo que la seriedad del asunto decayera.
-Créeme, Azael, quien sea que lo esté haciendo lo está logrando.
Mientras lavaba los platos Azael inspeccionó la casa por dentro, preguntando que tenía antes y que no tenía, resulta que dos cosas de mi pasado reaparecieron aquí: un peluche demasiado viejo hasta para la basura y una pulsera de plástico color verde que utilicé desde los cuatro hasta los seis años. Ninguna de las dos cosas tenía nota.
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Rompe Flores. (EN EDICIÓN) -Zaira Nápoles Díaz.
Mystery / Thriller«Yo era alguien, una flor ahora destrozada. Él. Él era un rompe flores.»