Capítulo veintidós.

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-¿Qué es lo que sucede? -Preguntó una vez que nos sentamos en la mesa de una cafetería.


Una camarera apareció interrumpiendo lo que iba a decir.


-¿Qué queréis de tomar? -Preguntó con dulce voz.


Miré a Ryan para después mirarla a ella.


-Un café con leche, porfavor. -Dije.

-Yo otro. -Respondió Ry.


Una vez que se fue, respondí a la pregunta de Ryan.


-Mi madre me ha dicho que le has contado que ibas ha hablar con Justin sobre mi. -Agarré un mechón de mi pelo y le dí vueltas en mi dedo índice.- Quería saber si ya habías hablado con él.


Ryan sonrió débilmente.


-Lo he hecho. -Hizo una pausa.- Él sigue siendo cabezota, Nereida. Dice que quiere estar solo y que no tiene ganas de estar con nadie. Ami casi me echa a patadas de su casa.- Rió.- Bueno, más bien a muletazos. Solo por haberos defendido a su madre y atí.


Solté una pequeña carcajada. Me imaginé a Justin, desde el sofá, agitando la muleta en el aire mientras soltaba un par de tacos.


-Entiendo que lo esté pasando mal, pero no es justo que nos hable así. ¿Él no se da cuenta de que nos está haciendo daño? ¿De qué no es el único que sufre? -La camarera volvió, por lo que me callé. Dejó las tazas de café y con una sonrisa, se fue de nuevo. -Solo piensa en él, en él y en él. -Agarré la taza con fuerza.


Ryan le dio un sorbo a su café.


-Es egoísta por el simple hecho de que está perdiendo lo que él más ama. Hay personas a las que cuando se leccionan o algo, les afecta menos que a otras. Justin puede aparentar tranquilidad y a veces, nada de miedo. Pero lo tiene, Nereida. Se lo vi ésta mañana cuando fue ha hacer la radiográfía. En sus ojos se iluminaba el miedo. Y Justin no lo suele demostrar. El pobre no sabe que hacer. Entonces se refugía en él, en el hecho de que puede que no juegue más al fútbol. Se encierra en si mismo y no hay quien le haga torcer el brazo. ¿Entiendes?


Solo asentí, él siguió hablando.


-Pues ahora te pido paciencia. Demasiada paciencia. -Agarró una de mis manos y las apretó.- Demuestrale que estás ahí para él a todas horas. Y cada vez que lo necesita. -Suspiré.- Yo igualmente estaré con él casi todos los días, en el momento que vea que está mal, puedo llamarte y pasar un rato con él.


Asentí.


-Muchas gracias, Ryan.


Él negó.


-Lo hago por los dos. Sé lo importante que sois el uno para el otro. No quiero que dejéis de ser importantes.





Game Over. {Justin Bieber}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora