Cada palabra,
cada beso,
cada abrazo,
cada sonrisa,
cada mirada.
Eso.
Solo eran intentos
para matarme.
O quizá solo
para
enamorarme
y después
dejarme tirada,
como si de una
muñeca de trapo se tratase. Maldito cabrón.Ahora aquí
me tienes después
de 52 días
sin
ti.
En mi habitación,
con música triste
y lágrimas en los ojos, escribiendo(te),
ambas cosas no te las mereces.
Maldito cabrón.Te echo tanto de menos
que ya llorar
por
ti
me parece costumbre.
Dueles.
Matas.
Y no es nada nuevo.
Me he acostumbrado
al daño que causas.
Después de
ti
ya nada me es
suficiente.
Te necesito.
Llenabas el puto vacío
de mi pecho
y,
aún sabiendolo,
decidiste marcharte.
Maldito cabrón.Al fin y al cabo
solo eres eso,
un cabrón.
Y al fin y al cabo
yo soy la tonta
que se ha
enamorado
de ese cabrón.
Has acabado conmigo.
Tu 1, yo 0.
He perdido el juego.
Me he enamorado,
de ti.
No vuelvas
nunca.
Maldito cabrón.
