Sigo sin encontrar las palabras exactas para describirte después de casi dos años. Quizá será que me dejas sin palabras, o simplemente tengo tantas que no sé por donde empezar.
Me gusta cuando me miras serio y te quedas callado, sin mostrar ninguna expresión sobre tu cara.
Me gusta cuando me besas y me haces perder todos y cada uno de mis sentidos, porque no eres consciente de lo que provocas en mí cuando lo haces.
Me gusta cuando vuelves a mirarme una vez más, y me veo reflejada en tu pupila verde, y de repente ríes sin motivo alguno, dandome un beso como acto reflejo.
Me gusta cuando me miras de reojo mientras hablo, creyendo que no me estoy dando cuenta.
Incluso me gusta cuando no me aguantas más, y te enfadas, y me insultas. Es lo único a lo que aspiro por tu parte.
Pero sin duda lo que más me gusta eres tú, completo. Con tus más y tus menos.
Solo falto yo.
A tu lado.
Tengo que admitir que ha pasado mucho tiempo. Pero sigues siendo mi debilidad, y eso no quiero que cambie.
Nunca.
