Ojalás sintáis lo que es sentirse como en casa al rededor de unos simples brazos. Lo que es sentirse refugiada mientras aprieta todo tu cuerpo contra el suyo y cálidamente te acaricia la cabeza, continuando el recorrido por tu melena.
Ojalá sintáis lo que es mirar tu reflejo en sus ojos. Ya sean negros, marrones, verdes o azules. Siempre van a ser tus favoritos simplemente por ser el único sitio en el que no te asusta ser como eres porque estás donde quieres estar, porque te estás mirando en los ojos más bonitos del mundo (de tu mundo).
Ojalá sintáis lo que es mirarle a la cara y pensar "joder, me pasaría todos los putos días de mi vida a su lado".
Ojalá sintáis lo que es besar los labios, las mejillas, la sonrisa, la clavícula, la espalda, el pecho, la mano, la nariz y la cabeza más bonitas del mundo (de tu mundo).
Ojalá sintáis lo que es creerse el rey del mundo al hacerle (o simplemente) verle sonreir.
Pero ojalá nunca sintáis lo que es ver como el mundo se acaba. Como de repente todo termina y nunca mas podrás verte reflajado en los ojos más bonitos del mundo, no te volverás a sentir como en casa ni refugiada porque esos brazos no volverán a rodearte nunca más. Tus labios no volverán a besar los labios, las mejillas, la sonrisa, la clavícula, la espalda, el pecho, la mano, la nariz y la cabeza más bonitas del mundo, porque ese planeta (tu favorito) se desmoronó y todo desapareció. Incluso los recuerdos.
Ojalá sintáis lo que es estar enamorados y convertir a alguien en tu mundo, pero ojalá nunca sintáis ni vivais lo que es ver como ese, tu mundo, se acaba. Y todo por tu culpa. Todo por querer más aún sabiendo que está haciendo todo lo que puede. Por ti. Por vuestro pequeño mundo.