XIII.

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Llevamos horas yendo de estante en estante.

Hice bien en aceptar venir.

Huele a libro.

Me encanta.

Mi olor favorito es el de los libros antiguos.

Esos libros de páginas rasgadas y amarillas.

Los desesperanzados, los olvidados.

Los clásicos.

Hugo y yo salimos de aquel lugar y nos dirigimos a la heladería de al lado.

Las flores llegan y con ello la primavera.

Parece todo tan idílico...

Cada uno se pide su tarrina.

El mío de chocolate, por su puesto.

El suyo, vainilla.

Caminamos hablando de la vida de cada uno.

Él me cuenta que trabaja de profesor de literatura en un colegio.

Yo... él ya lo sabe.

Él me cuenta que le encantaría viajar por todo el mundo.

Yo... yo no sé si podría dejar a mi madre aquí sola.

Mi madre.

No creo que sea buena idea sacar el tema del accidente.

-¿ Y vives sola?- me pregunta saboreando otra cucharada de su helado mientras camina.

-No, vivo con mi amiga Emily... es prácticamente como mi hermana.- yo solo miro hacia el suelo.

- Ah, la independencia...yo hace tiempo que experimenté aquello.

Hugo tiene 25 años, yo 20.

Miro hacia unos bancos y me siento, él me sigue sentándose al lado.

-¿Y siempre has vivido aquí?- me mira curioso.

- Sí, he nacido aquí, me conozco esto como la palma de mi mano.- esta vez le miro a los ojos.

Me intimidan demasiado.

- ¿ Y tus padres?

Joder. No.

- Yo... prefiero no hablar de ello.

Hugo me mira preocupado, pero decide no hacer más preguntas.

- Si quieres Clara, no hace falta que me lo cuentes.- me dedica una media sonrisa.

Basta.

- Ven conmigo.- me levanto decidida del banco y me quedo mirándolo.

- Bien, pues vamos.- se levanta sin responder y me sigue.

Dos horas después estamos por unos pasillos blancos.

Huele a suelo recién fregado.

201.

202.

203.

Me mira desconcertado.

Le invito a pasar.

La pillamos dormida. 

Bueno, es normal, ya va a anochecer.

-Siéntate- le pido a Hugo.

Nos sentamos los dos en frente de ella.

-¿Y bien? - dice Hugo sin entender nada.- ¿Quién es?

Miro al frente para volver la cabeza y mirarle a los ojos.

-Es mi madre.

Hugo pone una expresión de sorpresa y mira seguidamente a mi madre y a mí.

- Se parece mucho a ti. Es muy guapa.- esta vez no me importa mirarle a los ojos.

No sé por qué, pero creo que él es la única persona que me entiende de verdad.

Dos completos desconocidos como de toda la vida.

Dejo que mire mi paisaje.

Hugo me coge de la mano sin decir nada.

Nos quedamos así largo rato.

El atardecer asoma por la ventana.

El gran paisaje de mi vida.










Puntos suspensivos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora