II.

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Tu rostro apoyado en la mesa sobre tus dos brazos cruzados.

Cierras los ojos.

No tienes ganas de nada.

Abres los ojos.

La hamburguesa que tienes delante solo tiene dos mordiscos con la forma de tus dientes.

Aun no sabes por qué decidiste ir hacia aquella hamburguesería repleta de niños sonrientes.

Ojalá estuvieras tan enamorada de Peter Pan como ellos.

Te incorporas.

Colocas tu alborotado pelo tras tus orejas. 

Empiezas a rascar el pinta uñas color negro de tus manos.

Pellizcos de negro que se quedan pegados a tu piel.

Polvos de hada piensas.

Negros, no blancos.

Tu propio polvo de hadas, gran marca personal.

Una media sonrisa se dibuja en tu rostro.

Ojalá fuera niña otra vez.


Puntos suspensivos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora