XX.

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Hace dos años que Hugo y yo nos casamos.

No sabe lo que lo necesito.

Aunque se lo haya repetido miles de veces.

Para mi no es suficiente.

Ahora está durmiendo.

Se le ve tan guapo.

Aunque él siempre lo está.

Le doy un tierno beso en la mejilla y voy a la cocina.

Un humeante café caliente me espera.

Miro la hora.

Es de madrugada.

Una niña de ojos grandes y cogiendo un osito de peluche entre sus manos me mira.

-Mami tengo miedo...

-A ver cariño, ¿qué te ha pasado?.- me agacho y me pongo a su nivel.

-Pues.... he soñado que me llevaba un mounstro y me comía....- empieza a hacer pucheritos.

-Anda Rebecca, vente conmigo.

La cojo de la mano y la llevo por el pasillo.

Que bonita que es.

Me recuerda tanto a mí.

Y yo me recuerdo tanto a mi madre....

La llevo a la habitación donde Hugo duerme.

-Vamos a la camita con papá.

Se sube a la cama y se pone en medio con su osito de peluche.

Yo a su lado.

Veo que Hugo empieza a abrir los ojos.

Me mira a través de esos ojos verdes a los que nunca me acostumbro.

Observa a Rebecca y seguidamente me observa a mí.

Me lanza una sonrisa.

Yo hago igual.

Rebecca duerme entre los dos.

Somos una familia.

Feliz.

Una nueva familia.

Mi nueva familia.

Mi mundo.

Me coge de la mano sobre la almohada.

-Te quiero.- lo dice sin apartar los ojos de mi.

-Te quiero.- repito.

Me acaricia la mano hasta que nos dormidos.

Protegiendo a nuestra hija.

Siendo uno.

A fuera copos de nieve blanca caen sobre el asfalto.

Las farolas alumbran las calles que un día fueron mi hogar.

Ahora.

Mi refugio.

Mi hogar.

Es este.



















Puntos suspensivos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora