XVIII.

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Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo.

Me costaba asimilarlo.

Antes.

Yo.

Mi mundo en ruinas.

Ahora.

Una renovada yo.

Mi mundo en reconstrucción.

Es increíble cómo la vida juega contigo.

Tal vez no sea tan malo como pensaba.

Solo hace falta dejar que las cosas sigan su curso.

O al menos, escribir tu historia poco a poco.

Recojo unas manzanas de los puestos.

Qué rojas están.

Huelen tan bien.

Todo había perdido su brillo.

Ahora todo tiene un color especial.

Un color que se acrecienta a medida que pasa el tiempo.

Me sorprendo.

Un pájaro está en una fuente cercana.

Distraído del mundo.

Se está limpiando con sus plumas.

Un segundo pájaro se posa a su lado.

Son iguales.

Marrones con tonos amarillos.

Son bastante bonitos.

En ese instante, empiezan a dar saltitos alrededor de la fuente.

Como si fuera un baile.

Como si se hubieran puesto de acuerdo, extienden sus alas.

Esbeltas y doradas.

Reflejando el brillo del sol.

Se mueven, y echan a volar.

Haciendo círculos entre ellos.

En sincronización.

Yo que soy la única que acaba de presenciar aquella escena parada entre el gentío.

Me siento así.

Limpiando mis heridas.

Siendo salvada.

Extendiendo mis alas.

Y echando a volar.

Dá igual si no tengo alas.

La sensación es la misma.

Cierro los ojos y sonrío.

Le doy un mordisco a mi manzana y sigo mi camino.

Un pájaro más surcando el cielo.-pienso.





Puntos suspensivos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora