XV.

100 25 0
                                    

Es triste ver como un ser querido se va de nuestro lado.

Te levantas.

Miras por la ventana como cada mañana.

Te arreglas como cualquier día.

Recoges tu pelo como sueles hacer.

Vas a donde siempre sueles ir.

Y de repente, la vida te sorprende.

Sin preguntar.

Sin piedad.

Mi amiga Emily está con un cigarrillo entre sus manos.

Mal afición la suya.

La lágrimas ya se han secado sobre su rostro, pero aun se ven a contraluz.

Sus uñas están parcialmente mordidas.

Su pelo está mal hecho en un moño.

Entiendo que no tenga ganas de nada ahora.

Me acerco y le tiendo una taza de tila.

Tal vez, así se encuentre mejor.

-Gracias.- me responde en un hilo de voz.

Yo solo soy capaz de quedarme a su lado sin decir nada más.

-¿Sabes? Para ella también fuiste como una hija.- me mira con una media sonrisa, recordando.

Yo solo la miro y no puedo contener que miles de lágrimas surquen mi rostro.

-Y ella para mi como una madre Emily. No estás sola en esto, sabes que siempre estaré para ti.

Y sin decir más, dos figuras entre aquella escena se abrazan.

Haciendo memoria en los recuerdos.

Compartiendo el mismo dolor.

La taza de tila se enfría.





Puntos suspensivos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora