IV (*)

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La veo a ella.

Está parada delante de mí.

Mi corazón late con fuerza, sudo frío.

Una hilera de cuerpos está detrás de ella, la sangre ahora la cubre.

Tiene su daga en su mano, cubierta de sangre.

Una lágrima cae por mi ojo. Sujeto mi brazo, que duele por la herida.

Pero no me importa, necesito salvarla.

Ella corre hacia mí, con daga en mano.

Siento un calor en mi pecho, ese carmesí caliente odiado.

Lo siento, Hikari.

He fallado.

Me despierto de repente. Abro mis ojos y veo el techo. Mi respiración es acelerada y sudo frío.

Respiro por la boca. Me llevo las manos a la cara, para luego quitarme el sudor de la frente.

-Malditas pesadillas. - Suspiro.

Me siento en la cama. Veo la cama del lado. Daniel está durmiendo profundamente.

Veo la hora. Las 5:34.

Ya iba a ser tiempo de levantarme.

Cierro mis ojos y me recuesto en la cama. Me acomodo, para luego dormir y olvidar aquella asquerosa pesadilla.

(...)

-Hey Hikaru, ya son las 6:45.

Daniel me sacude lentamente. Abro mis ojos.

-Levántate si no quieres llegar tarde.

-Tch. Ya.

Me levanto y me estiro. Me dirijo al baño y me doy una ducha rápida. Me coloco el uniforme y seco mi cabello.

Ahora sí, me dedico a peinarlo.

Salgo del baño. Veo que Daniel está leyendo un libro. Levanta su mirada y me observa.

-No olvides llevar el uniforme deportivo.

-Sí, lo tengo en este bolso.

Me coloco la mochila y tomo el bolso. Me coloco mi polerón. Salgo junto con Daniel de la habitación.

Varios alumnos salen ya de sus habitaciones. Algunos hablan plácidamente.

Daniel y yo nos dirigimos a la cancha. Ya hay varios alumnos allí. Me siento en una de las graderías. Daniel se sienta a mi lado.

-No te trajiste algo para comer? Te dará fatiga en los entrenamientos y podrías desmayarte.

-No. Lo olvidé.

-Está bien. Ten - Me entrega la mitad de su sándwich.

-Gracias.

De verdad tenía hambre.

Le doy un mordisco.

Tenía jamón, lechuga, mayonesa y ketchup.

Me recordaba a los sándwich que mamá me hacía de pequeño, para la escuela.

Eran buenos tiempos.

Hasta que mi infancia se arruinó.

Termino de comerme el sándwich. Levanto la mirada. Veo aquella melena oscura caminar hacia la cancha. Se sienta en la esquina de una de las graderías.

-Ah, ella es Hikari. La chica de la que te hablaba.

-Ya lo sabía.

-Eh? Cómo lo sabías?

-Por nada.

-Hablando de eso, ayer saliste al mismo momento el cuál ella salió. Por qué fué eso?

-Por nada. - Vuelvo a repetir.

-Mm... - Me mira con cara pervertida. Junta sus dedos índice y los choca a cada momento - O pasó algo ahí?

-Qué? No digas estupideces. - Siento mis mejillas arder.

Mierda.

Por suerte, traía una bufanda conmigo. La enrollo hasta mi nariz, cubriendo mis mejillas.

-Jeje - Suelta una pequeña risa - No te involucres con ella. - Se coloca serio.

-Qué? Acaso te gusta?

-Qué dices? Lo digo porque esa chica es rara, siempre anda sola, no deja que nadie se le acerque.

-Siempre ha sido así?

-No. De pequeña era una chica alegre. Un año, de repente, todo cambió. Ella tenía unos ocho años. No habló más, ni compartió con nadie más.

-Rara.

-Lo es - Muerde su sándwich. -Tampoco hace Educación física.

-Por qué?

-No lo sé. Creo que su padre, el director, no se lo permite.

-Vaya.

-Lo sé - Le dá un último mordisco a su sándwich. -Ah, maldición. Llegaron los profesores.

-Tch.

Los profesores nos mandan a cambiar la ropa a la del deportivo. Una vez que me la cambio, salgo del camerino.

La ropa consistía en un buso y una polera del instituto, junto con zapatillas deportivas.

Miro a mi lado. Ruedo los ojos. Hay un grupo de chicas mirándome coquetas. Sus poleras eran un tanto cortas y ajustadas, junto con shorts y zapatillas deportivas.

Tch.

-Ya tienes onda Hikaru - Daniel me dá un codazo.

-Déjalo ya.

-A calentar!! Quince vueltas trotando alrededor de la cancha sin parar!! Vayan a su ritmo!! - El instructor toca el silbato.

-Tch.

Daniel y yo trotamos alrededor de la cancha. Las chicas hacen clases de educación física juto con otra instructora.

-Woah, al parecer hay un chico nuevo. - Dice Daniel.

-Dónde?

-Mirá allá. - Apunta a las graderías.

Había un chico de cabello rojizo desordenado, pero le quedaba bien. Estaba con el uniforme. Tenía la camisa afuera, sus mangas arremangadas hasta el codo y su corbata estaba desordenada. Sus ojos eran celestes fuerte. Tenía ojeras y no había ningún brillo en sus ojos. Tenía guantes negros que dejaban al descubierto sus dedos.

Tira su mochila en las graderías. Al parecer, tampoco hace educación física. Cuando troto delante de él, me percato de algo.

Hay multiples cortadas en sus brazos y pequeñas quemaduras.

Al parecer Daniel no lo notó.

Lo vuelvo a mirar de reojo. Observo que le dedica una mirada a Hikari, que estaba un tanto lejos de él. Ella se percata que la está mirando, ya que baja un poco su cabeza. El chico quita su mirada y mira hacia abajo.

Él sonríe sadicamente.

Mi ángel (HISTORIA INTERACTIVA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora