XX (*)

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Decido levantarme y salir de aquí ya. No podía quedarme en un solo lugar sin hacer nada, debía encontrar a Hikari y preguntarle demasiadas cosas.

Quién soy en realidad?

Aquella chica me había dejado con esa pregunta rondando por mi cabeza. Era en lo único que pensaba.

Qué es eso de crear experimentos?

Guardo la jeringa que me dió la chica en mi botiquín. Observo a mi alrededor y me percato de algo bastante malo.

Mis armas no estaban.

Eso era muy, muy malo. Cómo se supone que me defendería ahora? Estoy completamente desarmado, casi incapacitado.

-Tendré que ser sigiloso y encontrar mis armas, o tan sólo otra. Por el momento trataré de evitar las peleas. - Me murmuro a mi mismo, era uno de mis métodos para calmarme.

Tengo que salir del sótano.

Ahora ese era mi objetivo.

Todo era bastante oscuro, no entraba ni un rayo de luz. A veces ni siuiera sé si es de día o de noche. La verdad, no he dormido, a excepción de las veces que me he desmayado. No puedo dormir bajo presión.

Pero lo necesito.

Debería descansar un poco aquí? No sé si estoy seguro en este lugar, pareciera que sí, pero no debo confiarme.

Prefiero que no y ponerme en marcha. Acabo de despertar de un desmayo. Recuerdo exactamente lo que pasó antes. Hikari me había golpeado.

No veo nada, necesito encontrar algo para iluminar. No creo que haya algo, la verdad.

Reviso en mi mochila, buscando algo. Milagrosamente, encuentro un encendedor. Lo enciendo, una pequeña llama aparece.

-Esto no me servirá de mucho. Debo encontrar algo.

Veo que estoy en una sala pequeña. Hay variadas cosas para el aseo del instituto. Miro a mi alrededor.

-Esto no sirve de nada. Ilumina bastante poco. - Camino hacia donde están unos trapos viejos. Los quito de ahí, buscando algo que podría ayudarme, pero como era de esperarse, no hay nada. Me giro.

Veo que hay un grande armario. Es bastante pesado y está lleno de polvo. Con bastante fuerza, logro abrir la puerta. Veo que hay una lámpara antigua y aceite para que funcione. Estaba repleta de polvo. ¿Por qué tendrían algo así y no una simple linterna? También hay fósforos, cloro, detergente y variadas cosas.

En ese momento, el encendedor se apaga. Ahora, no veo absolutamente nada.

-¿Como colocaré el aceite a la lámpara entonces, eh? - Bufo. Logro tomar la lámpara y el aceite. A ciegas, intento abrir la lámpara y rellenarla con el aceite, con cuidado. Ahora, debía encenderla con fuego.

-¡Maldición! Genial, ahora no tengo fuego. - Intento encender el encendedor, pero sólo aparece una débil llama, que se desvanece de inmediato. - Agh... Estoy arruinado. ¿Podría hacer fuego de alguna manera? No lo creo. - Me respondo a mi mismo.

La oscuridad comienza a despertar mis miedos. Los escalofríos comenzaban a hacerse presentes en mi espalda.

-Quiero salir de aquí, y rápido. Por favor. - Tomo la lámpara y la guardo en mi mochila.

Trato de caminar, sujetándome de las cosas que pueda encontrar por allí, buscando alguna puerta para poder salir. De veras necesitaba encender aquella lámpara.

Ahora que lo recuerdo, me siento un completo idiota.

En el armario habían fósforos.

Merezco la muerte.

Mi ángel (HISTORIA INTERACTIVA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora