IX (*)

105 7 1
                                    

-Te recomiendo alejarte de ella y olvidarla, si no quieres ver aquél bello color. - Le dá una calada a su cigarrillo, expulsando el humo lentamente por la boca.

-Qué estás diciendo? - Lo observo.

-Yo? Unas simples palabras, que deberías tomarlas en cuenta. - Se sienta, veo que se hace una coleta corta con su cabello, dejando pelo suelto, sobre su cara.

-No logro comprenderte.

-Seguro? Son unas palabras fáciles de comprender. - Dá una calada - O tú no quieres comprenderlas, Hikaru?

-Tal vez...

-Tú ves a esa chica de una forma distinta a la que hacen todos. Dime, qué sientes al verla?

-A qué te refieres? No siento nada.

-Exacto. Ninguna emoción recorre tu cuerpo. En cambio, para otras personas, el miedo recorre sus espinas dorsales. El odio, la amargura, entre otras.

-Por qué?

-Queda poco Hikaru, ten paciencia. - Dá otra calada.

Se escucha un fuerte ruido, junto con un corto grito. Me sobresalto, junto con Haru. Luego de unos segundos, él ríe.

-Ah, ahí va. - Se vuelve a acostar.

-Qué fué eso? - Se encoge de hombros.

-Si quieres, vamos a ver. Queda bajo tu propio riesgo.

-Era el grito de una chica. El ruido era muy fuerte, mejor vamos a mirar.

-Como quieras. - Nos levantamos. -Por cierto, lindo polerón - Apaga su cigarrillo en mi polerón. Me aparto de inmediato.

-Qué te pasa idiota?!?! Qué crees que haces?!?!

-Es sólo un polerón, no te alteres.

Lo tomo de la camisa y lo acorralo en las rejillas. Él se golpea en la cabeza, me mira a los ojos.

-No es un simple polerón!!! Es importante para mí!!! Maldito idiota!!!

Iba a golpearlo, pero agarra mi puño fácilmente.

-Es importante? Eso crees? Idiota. - Dobla mi muñeca. Suelto un quejido. - Ni siquiera recuerdas quién te lo dió. Así no es importante. - Suelta bruscamente mi puño. Comienzo a girarlo, para aliviar el dolor.

-Aunque no lo recuerde, no me importa. Es importante para mí y ya está. Tema cerrado. Voy a ver que ocurrió.

Bajo las escaleras y camino sin hacer mucho ruido. Llego a la zona donde se pudo haber escuchado el ruido.

Me asomo por la ventanilla que tiene la puerta. Veo que un gran estante estaba tirado en el suelo. Los libros y cosas que contenía el estante estaban tiradas por el suelo.

Trato de abrir la puerta, pero está trabada. Golpeo la puerta con mi lado derecho del cuerpo fuertemente, repetidas veces, hasta que finalmente se abre.

Caigo al suelo fuertemente. Un olor fuerte a metal invade mis fosas nasales. Me levanto. Todo está oscuro. Veo el estante y camino hacia éste. Me resbalo con un líquido, pero logro mantener el equilibrio.

-No veo nada, debería encender las luces.

Busco el interruptor para encender las luces. Cuando por fin lo encuentro, lo enciendo.

Tapo por un momento mis ojos, por el repentino cambio de luz. Parpadeo un par de veces, hasta ver el estante.

Mis ojos se abren por completo.

Infinitos recuerdos invaden mi mente por unos pocos segundos.

Ese odiado color.

Ese maldito color.

Ese color que cubría a mi madre.

Ese color estaba por todas partes.

Me inclino y vomito allí mismo, no puedo soportarlo.

-No...n-no...no...

Debajo del estante, sólo se asoma una mano, cubierta de carmesí. Hay un gran charco de carmesí por la sala. Las paredes están manchadas con ese color, el piso está teñido por ese maldito color.

Miro a mi lado. Hay un ojo a mi lado. Me hago a un lado rápidamente, mientras sollozo. La pierna de una chica se asoma debajo del estante. Está aplastada y aún unida al cuerpo, por un poco de carne. Su cabeza se asoma un poco.

La escena es horrible.

Abrazo mis piernas, mientras sollozo. Oculto mi cabeza.

No quiero ver, no, no quiero ver.

-Vaya, vaya. Como si alguien aplastara a una mosca. Todo salpica alrededor. Bonita escena no crees? - Escucho la voz de Haru.

Levanto un poco la vista.

Él pasa por la sangre y toca la mano de la chica. Al hacerlo, la desprende por completo del cuerpo.

Cierro mis ojos con fuerza.

-Parece como si le hubiera caído de casualidad. No crees?

-S-Sacame d-de a-aquí... p-por favor... - Ruego.

-Wow, estás temblando. - Él ríe - Vamos! Disfruta la escena! Verás más, si no te alejas de Hikari.

-S-Sólo s-sacame... d-de... a-aquí. T-Te lo r-ruego...

-Agh, que pesado eres. - Escucho los pasos de Haru acercarse. Toma mi brazo. - Vamos, levántate.

Me levanto. Él me gira, con tal de que no vea nada. Salimos de la sala. Él cierra la puerta.

-Parece todo casualidad, pero no fué así. Esa chica si que es inteligente.

Yo no podía articular palabra alguna. Estaba congelado.

Esa escena me había recordado a la devastadora muerte de mi madre, junto con varios recuerdos más.

-Cuándo saldrás de tu trance? Eh?

-N-No... n-no...

-Que fastidio!! Lo siento, hermano.

Caigo al suelo fuertemente. Levanto la vista. Haru tiene un fierro en su mano. Siento un fuerte golpe en mi cabeza, para luego ver oscuridad.

(...)

-Al fin has despertado. - Veo a mi lado. Haru está fumando un cigarrillo en el sofá.

-Mi cabeza duele... Qué hora es? - Pregunto.

-Las diez de la mañana. - Abro mis ojos como platos.

-Qué?!?! Por qué no me despertaron?!?

-Para qué?

-Para ir a clase!!! Para qué más?!?!?

-No podemos salir de nuestras habitaciones. No nos han dicho la razón. Será sólo por hoy.

-Que raro...

-No lo recuerdas? - Lo miro extrañado. - Ah, mi objetivo era sacarte del trance, pero te deje inconsciente. Lo siento. Ahora no recuerdas nada.

-De qué hablas?

-Supongo que es bueno que no lo recuerdes. No salías de tu maldito trance. Fué fastidoso tener que llevarte haciendo ruido. Si ella nos escuchaba, nos mataría tal como hizo con esa chica.

Mi ángel (HISTORIA INTERACTIVA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora