VIII (-)

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-Madre!

-Vamos, sigue corriendo. Ya llegaremos.

-Por qué estamos corriendo, mami? Vamos al juego?

-Shh, no hables mucho.

Mis cortas piernas corrían lo más rápido posible. Nos adentrabamos cada vez más en el bosque.

-Rei, no podrás escapar!! La maldición ya está escrita!!

-Mami, por qué un hombre grita tu nombre?

-Shh, calla Hikaru. Ven aquí - Ella me toma en sus brazos rápidamente. Ahora ella corre más rápido.

-No lo hagas Yami!! No puedes hacer esto!!

-CALLATE DE UNA MALDITA VEZ!!

Se escucha un grito. Puedo sentir a mamá temblar.

-Ya casi llegamos. No olvides jugar al juego bien, si?

-Si mami!! No dejaré que nadie me gane!!

-Ese es mi niño.

-Listo, entra allí. Corre!! Vé a esconderte!! - Ella me baja. Se inclina delante mío. -Escúchame, pase lo que pase, no salgas de ese escondite. Entendido? No te hagas aliado de los enemigos, oíste? Si vuelves a escuchar su nombre, sabrás que otro juego ha empezado. Te amo hijo, vé!! Juega!!!

-Si mami!!

Corro lo más rápido que puedo. Me agacho y paso por una pequeña cueva, donde de ninguna manera un adulto podría entrar. No se vé nada, pero mami me había dado una linterna. La enciendo y me adentro más. Veo un buen sitio para ocultarme. Cuando me acerco, veo a una pequeña niña allí dentro.

-Oh! También estás jugando? - Ella me mira con sus grandes ojos. Tiene una expresión de tristeza. -Puedo ocultarme aquí contigo? No quiero que ellos me encuentren.

Ella se hace a un lado. Paso por encima de la gran roca. Ella me sujeta, así puedo pasar al otro lado.

-Ugh, gracias. - Me siento a su lado. La observo. Su cabello era largo y estaba suelto. Tenía dos trabas sujetando su cabello. Ella estaba sentada abrazando sus piernas. Tenía un polerón que le quedaba bastante grande.

-Hay que guardar silencio, sabes? No nos pueden encontrar aquí - Susurro. Ella sólo me mira.

-Tú eres Hikaru? - Susurra calmadamente.

-Si! Ese es mi nombre!

-Es un bonito nombre. - Murmura. Se acerca a mí. Acaricia mi mejilla con su fría mano - Un nombre lleno de luz para un inocente niño, que perderá su inocencia pronto. - Ella me mira a los ojos - Lo siento. No tendré perdón, y me odiarás.

-Eh? Por qué hablas raro?

-No lo hago. Pronto lo entenderás todo.

Me encogo de hombros. Me abrazo a mí mismo. Ha pasado un largo rato. Comenzaba hacer frío aquí dentro.

-Hace frío, no? - Murmuro.

Ella me observa. Con dificultad se quita su polerón. Se acerca a mí y me coloca el polerón. Era suave y cálido.

-Pero, tú tendrás frío. - Murmuro.

-Eso no importa, es lo de menos. - Se coloca en frente mío - Vive, Hikaru. -Besa mi frente. Fué un beso como el que me dá mamá para irme a dormir. Suve y cálido.

Mi ángel (HISTORIA INTERACTIVA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora