"Maldita sea mi suerte"

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Vi como el día se iba iluminando, puesto a que no había dormido nada, en toda esa larga noche estuve pensando en lo que había pasado ayer con la chica, y además pensé en que realmente era una rareza entre los de mi especie, podía resistir un poco la luz mas no directa, podía consumir alimentos humanos y además podía dormir como cualquier humano, sinceramente seria alguien normal si no fuera por el detalle de el tener que alimentarme de sangre y que mis órganos no funcionaban.

Solo escuchaba el sonido de las manecillas del reloj "tic-tac" lentamente pasaba el tiempo y en la ventana se veía más iluminado el día, al ver la hora decidí levantarme, me dirigí al baño a lavarme la cara después me puse el uniforme de la escuela y salí más temprano que lo acostumbrado, camine sin un rumbo y para cuando me di cuenta me encontraba en la entrada del parque, quede paralizado ahí, inconscientemente había llegado aquí, no tenía idea porque estaba aquí, solo en mi mente estaba la imagen de ayer y de esa chica.

Quería salir corriendo y a la vez tenia curiosidad por entrar y saber si aún la chica estaba, tome la decisión más lógica y entre en el parque a averiguarlo, al adentrarme por los pasillos iba recordando todo lo que había hecho el día anterior, hasta el momento en que llegue justo enfrente de esa banca bajo el árbol, de repente todo lo sucedido empezó a pasar por mi mente como si otra vez lo viviera, al terminar el flashback, sentía en mí el aroma de esa chica y podía sentir el palpitar de su sangre, me encontraba ahí, inmóvil con todas esas sensaciones dentro de mí, por un momento pensé que me volvería loco y mi sed incontenible regresaría y que esta vez sí sería descubierto, por suerte pude retomar el control totalmente y pude moverme y salir de ahí, me dirigí a la escuela y como había llegado antes de la hora en la que empezaban las clases, me dirigí al salón y me senté en mi pupitre y sin darme cuenta me quede dormido, realmente necesitaba ese descanso después de una noche en vela estaba muy cansado.

Al despertar me topé con unos ojos rojos que me observaban de cerca, al verlos bien me exalte y me levante rápidamente que me caí de mi asiento, ya en el suelo pude ver quien era la persona que se encontraba mirándome, lentamente me reincorpore y regrese a mi asiento, ya más calmado voltee a ver a la poseedora de esos ojos rojos y le dije

–Fujino, deberías dejar de hacer siempre eso– a lo que ella me contesto –pero si te veías muy mono dormido y quería verte de cerca– me lo dijo con una sonrisa que se me quitaron las ganas de reprocharle más, era casi imposible discutir con ella, siempre de una u otra manera salía ganando.

Ya despierto y asustado por Fujino vi como el salón se iba llenando poco a poco, todos se saludaban entre sí, aunque para todos ellos yo era un extraño, no me saludaban ni me dirigían la palabra, la única que lo hacía era Fujino Shion, por extraño que fuera parecía como si a las demás personas me tuvieran miedo, pero Fujino no, ella me trato como a cualquier persona, eso me alegro ya que así tenía la seguridad de que parecía humano.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me había dado cuenta que el maestro había entrado y comenzado a hablar, hasta que de repente sentí el golpe del gis que lanzo el profesor para llamarme la atención

–Quisieras ponerme atención cuando hablo–, lo voltee a ver inmediatamente y le conteste

–si~– con tono de disculpa, el maestro continuo diciendo cosas a las que no preste atención, solo mantuve la mirada al frente para evitar otro golpe de sus acertados proyectiles.

–Hoy llegara un nuevo estudiante– fue lo único que escuche del profesor, no le di mucha importancia y cuando él dijo "pase", pude sentir un efluvio conocido, no podía creerlo, más bien, no quería creerlo.

En cuanto cruzo la puerta y vi que era la chica me levante de mi asiento y di un grito de sorpresa que todos me vieron en lugar de a la chica, de pronto comencé a sentir ese impulso y la sed intensa de la primera vez que la vi.

Rápidamente tome mis cosas y salí corriendo del salón por temor a hacer algo de lo que me arrepentiría, durante el resto de las clases me escondí en la azotea de la escuela, ese era mi lugar seguro, no creía que la chica del día pasado ahora estaba en la escuela, empecé a golpear mi cabeza con la pared, ojala y todo esto fuera un sueño.

Ya era bastante complicado hacerse parecer humano sin ella aquí, y ahora que lo estaba me ponía en la cuerda floja ya que si la sed y el impulso de morderla continuaban no podría retenerme por mucho tiempo, y todo este tiempo aparentando, no servirían de nada si llegara a lastimarla.

La sed que sentía en este momento era demasiado grande para contenerla, necesitaba urgentemente a alguien para alimentarme, si no lo hacía pronto perdería el conocimiento y vagaría como zombi hasta morder a alguien sin importar quién y donde.

Escuche unos pasos subiendo las escaleras, me escondí para saber quién era, escuche como se abría lentamente la puerta y divise a una alumna de curso inferior al mío, dentro de mi necesidad incontrolable de obtener sangre, pude ver que la chica era una de las amigas de Fujino, si mal no estaba ella era Louisse, era una chica linda aunque algo tímida, su imagen era de una chica pequeña que bien podría pasar por alguien de menos edad.

Mis deseos de sed me sacaron de mi pensar para saber quién era la chica, ya no tenía escapatoria, si por error me acercaba a ella mis instintos reaccionarían y la mordería, trate de no moverme para que no me viera y no se acercara, una ráfaga de viento me dio en la cara, trayéndome también el aroma de la chica, ya era más que imposible detener esta sed.

Mis pies comenzaron a avanzar lentamente en dirección a la chica, mi vista estaba clavada al suelo para que ella no pudiera ver mi cara desesperada, en cuanto estuve detrás de la chica, estaba a punto de morderla, y para mi maldita suerte, ella volteo hacia mi frustrando la sorpresa y que ella lo olvidara más rápido, al estar ahí frente a ella entendí que no había vuelta atrás ya que me había acercado demasiado para resistirme.

Dentro de mi mente pensaba como evitar lo inevitable, trate hacer una cara tranquila y poco a poco levante la vista para verla a los ojos, mi cara estaba muy cerca de la suya, sin pensarlo me acercaba más y más.

En cuanto ella vio que me acercaba se puso algo tensa y con voz titubeante me dijo –p...pe...perdona... no creí que hubiera alguien aquí, pero ya me iba– y la chica avanzo hacia las escaleras para retirarse, en cuanto paso junto a mí la detuve sujetándola del brazo, –no te vayas– dije en un susurro, en ese momento tire del brazo de la pequeña chica haciendo que su cuerpo quedara junto al mío.

Mi sed era demasiada y si no hacía algo rápido, serian peor las cosas, aun en este estado trataba de pensar en cómo no hacerle daño y que no quedara traumada de por vida, la solución vino de repente a mi...

Lentamente baje mi cabeza hasta quedar frente a frente con la chica, la chica algo asustada trato de alejarse pero con mis brazos impedí que se separara, al sentir esto la chica se quedó paralizada y me veía fijamente, al ya tenerla inmovilizada, proseguí con mi plan para saciar mi sed sin lastimarla. Lentamente me acerque hasta que sus tersos labios se juntaran con los míos en un dulce beso, lenta y delicadamente mordí su labio inferior sintiendo como salía la cálida y exquisita sangre que tanto ansiaba, la chica al sentir mis dientes abrió los ojos de par en par pero poco después por la pérdida de sangre fue cediendo cada vez más hasta que su cuerpo quedo desvanecido en mis brazos, lentamente coloque a la chica sentada en el suelo y yo salí de ahí orando para que ella no recordara nada en cuanto despertara...


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