#26 TODOS LOS RECUERDOS QUE TENGO DE TI

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No sé cómo empezó todo de nuevo. No lo recuerdo. Fue como si realmente tuviese que suceder. Como si no hubiese alternativa posible. Como si nuestros imanes se atrajeran irremediablemente. Como si el mecanismo que mueve el mundo se pusiera en marcha otra vez, después de mucho tiempo.

Paulo Coelho dice: "Cuando tienes un sueño, el universo entero conspira para que lo consigas". Y tú tienes todo el universo a tus órdenes, porque yo sueño contigo.

Habían pasado meses, habíamos crecido y ya no éramos los que solíamos ser. Nos habíamos distanciado, pero esa distancia me ayudó a reflexionar y darme cuenta de algunas cosas.

Me sorprendió la mujer que ahora tenía ante mis ojos. Más decidida y más madura. Ahora solamente eras alguien a quien yo solía conocer y esa canción me ayudó a darme cuenta de que aquello no podía seguir así.

De pronto ya no me importaban tanto algunas cosas. Me estaba convirtiendo en el hombre que se supone que debo ser y del que he hablado antes.

No sé muy bien como sucedió, pero volvimos a hablar y pronto fuimos a cenar juntos, como para reencontrarnos del todo.

Te llevé a ese lugar que tanto me gusta. Paseamos por las calles y te mostré cosas y te hablé de mis sueños. En realidad lo hago siempre y siempre es el mismo sueño. Te pregunté cual era la casa que más te gustaba del lugar y coincidimos. Era fantástico.

Solía decir, o pensar, que viviríamos ahí algún día. Que yo me levantaría temprano mientras tú sigues dormida e iría a bañarme a la playa y a hacer algo de ejercicio. Que una hora después me ducharía y te prepararía el desayuno y te lo llevaría a la cama y probablemente te haría el amor, todos los días. Que me daría igual que fueras una perezosa y que engordases un poco y que siempre comieras lo que más te gusta, que no te juzgaría por no comer sano o por beber refrescos con azúcar, que tú siempre podrías hacer lo que quisieras porque yo te iba a querer igual, que esa es mi obligación y eso es lo que quiero.

Después saldríamos con los perros o quizá solos, a dar una vuelta en velero o en motocicleta y más tarde comeríamos una paella en lugar de siempre, donde nos respetan y nos conocen y ya saben lo que queremos sin tener que pedirlo.

Por las tardes te dejaría hacer lo que tú más quieras, podríamos salir de compras, hacer ejercicio juntos, ir al teatro, a la ópera, al gimnasio, ¡qué sé yo! Podríamos ir a la playa en verano, a la montaña en invierno o simplemente estar juntos en el sofá, junto a la chimenea y viendo la televisión con unas mantas mientras fuera está lloviendo, ver una película, bailar, ir a clases de tango o de Tai-Chi, o cualquier cosa que quisieras probar.

Por la noche quizá visitaríamos algún lugar de moda, nos emborracharíamos juntos y tomaríamos un helado compartido, codo con codo, y volveríamos en taxi a casa. ¡Y que cada día fuera diferente, pero igual al mismo tiempo!

En todo eso pensaba mientras te miraba en la mesa del restaurante chino y mientras cenábamos, en todo eso y mucho más.


TODOS LOS RECUERDOS QUE TENGO DE TI (CARTAS REALES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora