2.

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—En realidad no hemos hablado de eso –dice Brandon haciéndome amarlo más por no dejarme sufrir sola.

—¿Qué significa eso? –pregunta mamá con el ceño fruncido.

—Significa eso, no hemos hablado sobre la boda –digo encogiéndome de hombros.

—¿No tienen idea de cuando quieren casarse? –pregunta la abuela sorprendida y maldigo en mi interior, ¿enserio?, ni siquiera había podido hablar de eso con Brandon.

—Espero que sea este año –dice Brandon finalmente y lo miro esperando que bromee, —¿Qué? –pregunta con su ceño fruncido –quedan 6 meses –se defiende.

—y nosotros podemos ayudarte –agrega la tía Susan y niego a prisa.

—No vamos a tener esta conversación ahora –digo mirando a Brandon y después me giro hacia mi familia, —¿podemos festejar solo que estoy comprometida? –todos me miran unos segundos como si no creyeran que no tuviera ganas de hablar sobre mi boda, pero consideraba que con el que tenía que hablar primero era Brandon, y definitivamente, frente a toda la familia, no era el momento.

—¿Quién tiene hambre? –pregunta mamá y todos alzamos la mano, intento avanzar con todos hacia el patio pero el brazo de Brandon me detiene, su ceño esta fruncido con preocupación y confusión.

—¿Estamos bien? –pregunta y asiento, beso sus labios para tranquilizarlo y sonrío.

—Hablaremos esta noche –aseguro y asiente más relajado.

La fiesta pasa a prisa, los grandes comienzan a darnos consejos, o mejor dicho, a darnos información sobre el matrimonio como si quisieran que evitáramos hacerlo.

—Pelearan todo el tiempo a causa de todo, pero llegaran a acostumbrarse -habí dicho la tía sierra.

—Aprovechen antes de casarse para tener tanto sexo como puedan, se terminará al tercer mes de casados –había revelado el tío Greg haciendo que la tía Marta se pusiera de pie molesta y se marchara.

—¿Escuchaste? -susurra Brandon tan bajo que me había costado escucharlo, río y codeo su abdomen.

Antes de que todos se marchasen nos despedimos y me hicieron prometer que en cuanto la fecha estuviera fija se los diría, lo cual pensaba hacer sin problema, cuando la casa queda sola mamá se acerca a nosotros.

—¿Aun quieren casarse? –pregunta divertida y ambos reímos.

—No hay forma en que me hagan cambiar de opinión –dice brandon y sonrío, —¿Le importaría si me robo a Eliza esta noche? –pregunta y alzo una ceja, —tenemos cosas de las que hablar, la traeré por la mañana para el desayuno –asegura y mamá asiente.

—Claro chicos, seguro, solo que... sería que esperaran hasta después de la boda para los bebes...

—¡Mamá –digo y se encoje de hombros.

—No habrán bebes señora Menster, no hay de qué preocuparse –asegura Brandon y ella suspira.

—Me alegra escucharlo, me gustaría esperar dos años más antes de ser abuela –dice y sacudo la cabeza, se acerca a besar mi mejilla para luego besar la de Brandon, —Me iré a la cama, creo que el vino me mareo –dice y ambos asentimos, cuando ella sube Brandon me ayuda a recoger antes de llevarme a su casa.

—No puedo creer que conoceré tu casa –murmuro con emoción y ríe tomando mi mano.

—En poco tiempo... o al menos eso espero, será formalmente tu casa –dice y besa mis nudillos.

Una vida en el paraíso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora