Una vida en el paraíso.

18.

Sus ojos no me dejan en ningún momento mientras me acerco a la cama y me siento, se dirige frente a mí y se sienta a mi lado, abre su boca y la cierra, deja salir el aire y traga saliva.

—Yo... hablé con mamá antes de decírtelo -comienza y me tenso, esto es grande, -no sabía si hacerlo o no, pero ella me dijo que lo mejor sería decírtelo -indica y asiento, traga saliva de nuevo y baja su mirada a sus manos, -yo... cuando tomé la decisión de operarme... una parte de mi estuvo a punto de arrepentirse pero la otra terminó de convencerla...aunque, durante la etapa de arrepentimiento estuve investigando... formas de evitarlo, de guardar algún tipo de... ¿esperanza? ¿puedo llamarla así?... el punto es... que yo... guardé espermas -dice y mis ojos se abren cuando entiendo lo que significa, -no te emociones aun -pide, -eso fue hace más de 10 años -me recuerda, -y no fue mucho, lo que guardé fue apenas para una o dos oportunidades cuando mucho -informa y frunzo el ceño, -yo... te vi hace un par de días jugando con Rick en el patio de enfrente y hoy pasé por la institución a preguntar -informa, -el doctor dijo que la oportunidad de que funcionara era difícil dado el tiempo y las condiciones, pero que podríamos intentarlo -comenta y llevo mis manos a mi boca, mi corazón latiendo con fuerza a prisa contra mi pecho, ¿era posible? ¿ser madre y del hijo de Brandon?, -dijo que para tener más oportunidades había que intentarlo cuanto antes -continúa y siento mis mejillas empapadas de lagrimas, sus ojos se abren y toma mis manos retirándolas de mi boca, -esto es muy arriesgado y... no podemos hacernos muchas ilusiones al respecto porque será difícil, pero... si funciona... si funciona entonces... nosotros... si funciona nosotros..

-Tendremos un hijo -término por él y asiente, sus ojos brillan con emoción y esperanza, pero el miedo es evidente al fondo de ellos, teníamos las mismas oportunidades de lograrlo como a fracasar, -son dos oportunidades -le recuerdo y asiente.

-¿Qui... quieres intentarlo? -pregunta y lo miro a los ojos.

-¿Quieres ser padre? -pregunto con seriedad, ¿estaba haciendo esto solo por mi?

-Jamás quise -dice y me tenso, -jamás me agrado la idea de cambiar pañales o despertarme por gritos escandalosos a media noche, pero ahora no dejo de imaginar que llego a casa y una pequeña con tu sonrisa corre hacia mis brazos llamándome papá -dice y muerdo mis labios sintiendo las lágrimas en mis mejillas.

-Entonces hagámoslo -digo y asiente, -intentémoslo

-Llamaré al doctor cuando volvamos a casa para hacer una cita -dice y lo miro confundida, -tiene un consultorio en Seattle, será más práctico que nos vea allá -explica y asiento de acuerdo, sin poder borrar la sonrisa de mi rostro.

-Seremos padres -susurro y su rostro se tensa.

-Amor... eso no es segu...

-Seremos padres -lo interrumpo con seguridad, -Lo sé, puedo sentirlo Brandon, lo seremos, lo merecemos -aseguro y logro que confíe en mi, que me crea, que lo crea.

—Te amo -me asegura y besa mis labios.

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Mi frente y manos sudan, mi corazón late con fuerza y muerdo mi labio.

-Todo estará bien -susurra Brandon a mi lado, abro la boca para responder pero el doctor entra con una carpeta en sus manos, la mano de Brandon toma la mía con más fuerza y lo siento temblar, hacía un mes que habíamos venido a la cita, habíamos iniciado un tratamiento de preparación y hacía dos semanas que me había sometido a la primer inseminación, este era el momento de la verdad, me había cuidado todo lo que el doctor había pedido, ni siquiera había estado trabajando para evitar el estrés y Brandon se encargó de la dieta que debía llevar para aumentar las posibilidades.