Una vida en el paraíso.

4.

El resto de la semana pasa a prisa, durante nuestros viajes al trabajo, desayunos, comidas, cenas, duchas, después de hacerlo o simplemente antes de dormir hablábamos sobre la nueva casa, le dijimos a mamá que no iríamos a Portland y también a su madre que no la visitaríamos, habíamos elegido la pintura e inlcuso encargado algunos muebles por internet que nos entregarían la próxima semana. Cuando el sábado llega nos podemos de pie de la cama y después de ducharnos para quitarnos el olor a sexo mañanero nos vestimos con ropa cómoda y vieja para nuestros planes del día, que consistía en desayunar, viajar a nuestra casa para pintar, y después tener mucho sexo para poder iniciar con buenas vibras, si, él había tomado bastante enserio el consejo de mi tío, y yo... bueno yo no me quejaba.

Empacamos ropa y cobijas y nos dirigimos al centro comercial a comprar lo que necesitaríamos, pintura, brochas y rodillos, una escalera y mucho papel periódico, además de comida chatarra y mucha agua por nuestros planes siguientes, desde que Brandon entró a mi vida había dejado de correr y a pesar de comer MUCHO no engoraba, y no precisamente por suerte, ese hombre sabía todo el kamasutra y a mí no me molestaba repasarlo siempre que había oportunidad. Después de pagar por nuestras cosas y guardarlas en el auto nos dirigimos a casa, nuestra casa.

-¿Dónde debemos comenzar? -pregunta y miro la entrada.

-Creo que por la cocina -murmuro y ríe asintiendo. Aunque se debería de suponer que pintar la casa no era la gran cosa lo estaba siendo, pues aquel lugar era gigante para solo dos personas, cuando la noche cayó, la sala, cocina, comedor, recibidor, pasillo de las escaleras y baño, estaban pintados, al igual que nosotros, dejo salir una maldición y me tiro en el piso mirando el techo, siguiendo los antiguos patrones había pintado nuevamente los adornos amarillos, líneas y curvas en el techo, y algunos diamantes en la parte superior de las paredes, si era honesta, yo solo me había encargado de los detalles mientras que Brandon pintaba todo, pero siendo justa, los detalles eran el doble de difícil a importante que lo demás, así que el tiempo que tarde había sido lo justo.

-¿Quieres que cambiemos arriba? -Pregunto cuándo siento a Brandon tirarse a mi lado, -tú te encargas de los detalles y yo de lo demás -explico y niega.

-Me gusta verte concentrada en lo tuyo, además, siendo honesto, yo no podía hacerlo sin manchar lo demás -dice y sonrío.

-¿Intentas hacerme sentir bien? -pregunto y sonríe, se gira quedando sobre mi con sus brazos sosteniendo su fuerza como si fuera a hacer lagartijas y finalmente se flexiona uniendo nuestros labios.

-Nena, para hacerte sentir bien tengo otros métodos -susurra sobre mi oído y besa mi cuello haciéndome gemir mientras empujaba contra mí, aquí íbamos con nuestras buenas vibras.

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A la mañana siguiente nos despertamos temprano y corremos alrededor de la manzana intentando familiarizarnos y buscando una tienda para comprar comida para el resto del día.

Después de desayunar caminamos hasta la parte alta de la casa y comenzamos a pintar, -La escalera necesita barniz -me recuerda y saco mi celular anotándolo en la lista de ''casa nueva'', después de pintar las habitaciones que fueron más sencillas pues su antigua pintura solía ser blanca, pintamos las pequeñas oficinas y damos por finalizado nuestro trabajo, al menos del día anterior, pero aun nos falta la fachada completa del frente y la de atrás, y a pesar de que yo fui quien decidió que lo hiciéramos solos, tuve que ofrecerle la idea de contratar ayuda para eso, ¿de qué manera alcanzaríamos nosotros cada rincón de estas?.

-De acuerdo, lo programaré para el próximo fin de semana, así podremos venir a inspeccionar y traer los muebles -informa y asiento feliz, su mano toma la mía mientras nos dedicábamos a admirar nuevamente nuestro trabajo, sonrío sintiendo lagrimas en mis mejillas, -Hey... hey nena, ¿Qué sucede? -pregunta confundido y niego.