Capítulo 6

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Sus ojos brillaban, él estaba sujetando mi mano, ya está, iba a llorar. Ambos sonreíamos, una lágrima resbalaba por mi mejilla. Él se dio cuenta, y me abrazó. Mi cabeza estaba en su pecho, dios, era un mueble, era altísimo, olía bien, se había preparado. Cerré los ojos e intenté calmarme, pero seguíamos abrazados. Nuestras respiraciones estaban sincronizadas, aunque mi corazón se me iba  a salir del pecho en cualquier momento. Apoyó su barbilla en mi cabeza, nada podía ser más perfecto en ese momento, estaba abrazando al chico al que siempre quise abrazar, después de todos los insultos que me dijeron por el simple hecho de ser Criaturita, todas esas veces que me dijeron que jamás le conocería... Les he cerrado la boca a todos esos imbéciles, este era mi sueño, y se estaba cumpliendo. Mis penas desaparecieron por completo, nada podría estropear aquel momento...

-¿¡Que pasa aquí!? -Gritó Mangel con la respiración agitada.

Me separé de Rubius inmediatamente para ponerme a su lado y CAGARME EN TODO LO CAGABLE, JODER MANGEL, HAS LLEGADO EN EL MEJOR MOMENTO... Le miré con cara asesina, me sonrojé bastante, y volví a agachar la cabeza.

-Nada, sólo la estaba saludando. -Respondió Rubius.

Le miré casi de reojo, y justamente él me estaba mirando atentamente, joder... ¡Deja de hacer eso Rubén!

Mangel, Rubius y yo paseamos por el parque hasta aproximadamente las ocho y media de la tarde, ellos hablaban y a veces me hacían participar en la conversación, pero yo estaba poseída por mis nervios y mi timidez. Rubius no me quitaba el ojo de encima, parecía que estaba viendo a una especie extraña o algo, repasaba cada detalle de mi con sus ojos... sus ojos, dios, son 1000 veces más bonitos en persona. Llegó la hora en la que Mangel se tuvo que ir... Dios mío... Tenía unos nervios increíbles, me quedaría sola con Rubius. Para mi suerte, Mangel Rubius y yo fuimos en un taxi hasta la casa de Mangel, él se bajó del taxi, se despidió de mi, y me quedé sola con Rubius. Él iba de copiloto, hablando con el conductor, supongo que ahora iríamos a su casa, estaba oscureciendo y no era seguro quedarse en la calle a estas horas y menos en una ciudad a la que apenas conozco ''Hemos llegado muyaya'' Dijo Rubius, abriéndome la puerta del taxi, para después bajar y mostrarme su hogar. Vivía en una urbanización privada, entramos y dentro de la urbanización había un parque en el que habían niños jugando y una zona para pasear. Era todo muy tranquilo y nadie parecía molestarnos. Fuimos hasta su portal, y ambos estábamos solos. Era una situación incómoda, tenía a mi ídolo al lado, y yo no podía hablar.

-___... ¿Estás bien?

Asentí nerviosa, sin mirarle a la cara, dios, soy gilipollas...

-¿Quieres que al llegar a casa te prepare una tila?

Asentí con ganas, necesitaba relajarme, y la verdad es que se lo agradecería mucho. Entramos al fin en el ascensor, él pulsó la planta número 7, se cerraron las puertas. Rubius tosió, intencionalmente, pero yo seguía cabizbaja. Soy una completa idiota, llevo años esperando esto y me quedo paralizada, esto no me puede estar pasando a mi. Llegamos a la planta número 7, ambos salimos del ascensor y yo esperé a que Rubius abriera su puerta. Al entrar a la casa, era todo igual que en el video que subió de ''MI NUEVA NUEVA CASA'', el espejo, la estantería con sus cosas frikis, el posted de la chica del pelo azul... Incluso las habitaciones eran iguales que en vídeo. Rubius cerró la puerta...

-Bueno... voy a prepararte una tila... si quieres cámbiate en mi habitación y deja tu mochila allí, al final del pasillo a la iquierda. -Señaló.

Asentí, y me fui a cambiar. Me puse mi pijama de gatitos, revisé su habitación, aquí es donde dormía, y en esta cama es donde se tumbó Mangel en el vídeo... dios. Salí de la habitación, y fui con sigilo a la cocina. Me asomé y allí estaba Rubius, cantando la canción de ''Stay High'' de una forma muy divertida, pero cantaba bajito. Sonreí, imaginé cómo tenía que ser levantarse cada mañana y verle a él preparando el desayuno. Al parecer, me reí lo suficientemente alto como para que él girase la cabeza y me viera asomada riéndome. Se ruborizó.

La elección perfecta. (ElRubius y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora