Parte 8 "Lutars"

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La batalla era inevitable, de alguna forma los habitantes que decidieron quedarse, se sentían fuertes a nuestro lado, tal vez veían algo de esperanza en nosotros que a pesar de ser muy jóvenes, éramos respetados por nuestra fuerza y nuestra forma de subsistir en la sinfonía.

La muchedumbre comenzaba a agitar sus armas, el choque de los metales producía un sonido digno de una batalla, los enemigos se acercaban.

--¡Voy al frente! -- dijo Fabiola

Inmediatamente saltó desde el techo al patio, y corrió hasta la entrada en la pared que rodea la mansión, allí siguió caminando a través de la gente alborotada que cuando la veían pasar entre ellos, se callaban inmediatamente y le abrían paso como si fuera una divinidad. El ambiente se ponía tenso. -- ¡ustedes se quedan allá! -- nos gritó Fabiola, mientras volteaba a mirarnos y caminaba de espaldas -- necesito un respaldo y ustedes son mi mejor carta -

--¡Esta noche!... cada uno de nosotros se llevará por lo menos a 5 perros al infierno, cada lagrima vertida y derramada por nosotros, será vengada hoy. Destruyeron el mundo y nosotros luchamos por sobrevivir, dominan la faz de la tierra y lo tienen todo. No me importa ni me interesa en lo absoluto como es que cada uno de ustedes llegó aquí y menos quiero saber qué es lo que planean, pero les juro que si no tomamos esta oportunidad ahora, nos lamentaremos cada segundo de lo que nos queda de vida. Nos han utilizado y nos han maltratado, si cada uno de ustedes se encuentra listo para esta batalla, luchen por sus ideales y por su futuro, pero háganlo ahora.......junto conmigo y mis hermanos............ hoy, a esos bastardos.......... ¡los mandaremos al infierno!

Fabiola levanto el hacha que llevaba en su mano y las personas a su lado rugieron como el tronar de una cascada que impacta en las rocas del fondo. La guerrera llegó a la cabeza de aquella masa negra y plateada y cuando lo hizo, se escucharon graznidos aterradores provenientes del cielo.

Los enemigos habían llegado, desde lo alto se dejaron caer sobre los humanos como si fueran flechas, llevaban grandes rocas las cuales soltaban desde las alturas e impactaban de lleno sobre la muchedumbre, la sangre saltaba a chorros desde algunos cuerpos impactados por ese ataque improvisado pero efectivo, Fabiola esquivaba las rocas que se dirigían a ella y algunos de buenos reflejos también hacían lo mismo. Aquellos Humanos alados de plumas negras y duras, se desplazaban por sobre las cabezas a vuelo rasante rompiendo cráneos, desgarrando hombros y golpeando todo lo que estuviera a su paso, pero los humanos no se quedaban atrás, ellos siendo víctimas constantes de la agresión y los trabajos forzados, se habían vuelto fuertes y duros de vencer, así que también eran capaces de golpear a algunos enemigos que pasaban volando muy bajo quedando al alcance de las armas y la muerte segura.

En el mar de guerreros se podían ver como aquellos monstruos que se atrevían a embestir a vuelo bajo, eran tragados por las manos y golpeados hasta morir, algunos más fuertes podían seguir elevándose aun cuando tenían a dos o tres humanos aferrados a ellos, pero aun así era inútil ya que en el aire aquellos hombres furiosos sacaban pequeños metales desde sus botas y los clavaban en el cuerpo de los demonios, estos se sacudían con fuerza y dolor tratando de que sus cargas cayeran, pero era prácticamente imposible porque esos humanos estaban realmente aferrados a su presa y estaban dispuestos a quitarles la vida a toda costa.

Pero no todo era a favor aquellos que se arriesgaron a desafiar a los Reikraw, porque algunos hombres y mujeres eran llevados a lo alto del cielo y desde allá arriba eran soltados y caían como si fueran unas simples gotas de agua que solo debían reventar al tocar el suelo.

El escenario era terrible, de pronto los arboles del bosque comenzaron a caer y a temblar, se escuchaban los gritos de guerra de los Lutar que venían para arrasarlo todo, el fuego de fondo parecía histérico en su danza frenética por carbonizar lo que encontrara a su paso. Los rayos de Cristal que causaban heridas a tajo abierto en la tierra, eran hermosos y cruzaban el aire dejando solo una espléndida estela azul y plateada que cegaba las miradas.

Ciudad del caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora