Parte 18 "Huida - Sobrevivientes - Confesión"

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El suelo se había quebrado rápidamente y tanto Lutars, rebeldes y cadáveres, caían en aquellas profundas grietas que nacían en lo que hace pocos instantes había sido un campo de batalla y anterior a eso... la sinfonía.

Resultaba bastante extraño que aquel lugar ubicado en las afueras de la temida Ciudad del Caos, llevara por nombre La Sinfonía y más aún donde había una extraña concentración de humanos dementes que ahora eran llamados "rebeldes", esto sin contar que los alados solían frecuentar más allá de las murallas que rodeaban la poderosa fortaleza donde hasta ahora nadie de la raza de los hombres había entrado y logrado salir. Nadie excepto Aracar, un humano traidor a la estirpe que había vendido y rebelado las verdaderas intenciones de los bastardos, un humano que había llamado hermano a Travis y trataba a Fabiola, cristal y los demás como si siempre se hubieran conocido. El mismo que había abierto profundas heridas en la tierra, donde ahora caían aquellos que no alcanzaban a correr. Aracar... una presencia que emanaba desgracias y dolor.

Todos huían despavoridos, Fabiola corrió en dirección a cristal que se encontraba arrodillada viendo como el suelo se quebraba. no tenía energía para moverse, pero definitivamente no iba a quedarse ahí, haciendo un gran esfuerzo y sacando lo último que tenia de sí misma, se levantó soportando el dolor de la batalla y con la ayuda de Fabiola avanzaron como pudieron para que la tierra no las tragara.

- No pretendas morir aquí, sería un completo desagrado quedar enterrada junto a estas bestias – Fabiola habló con un tono neutral demostrando que ahora solo estaba preocupada de salir del lugar junto a todos los demás.

- Espero algún día... aunque sea lejano. poder hacer sufrir al traidor y... malnacido de Aracar, sé que cuando ese día llegue, podre reventar su cara y con eso sellar para siempre el dolor que nos trae su nombre.

Fabiola solo estaba mirando al frente mientras con una mano sostenía a cristal por la cintura y con la otra sujetaba firmemente el brazo que pasaba tras su cuello hasta quedarle en el hombro. Ella miró hacia atrás por última vez y pudo ver el fuego extendiéndose hasta lo alto del campo de batalla, eran llamas negras y rojas que devoraban cadáveres, humanos y Lutars que corrían en todas direcciones. El viento acorralaba el humo de la tragedia y lo guiaba hasta el cielo formando enormes columnas grises negras, llenas de cenizas. Ahí mismo, a las afueras de las ultimas murallas que resguardaban la fortaleza del caos, la tierra devoraba todo lo que caía en sus colmillos. Una venganza justa, aunque bastante pobre, tan pobre que apenas saciaba una diminuta parte del dolor provocado tanto de las bestias como de los humanos.

Con el rostro herido, sangrando y con la mirada llena de desánimo y dolor por sus hermanos, Fabiola giró la cabeza hacia adelante otra vez y solo dijo.

- Hora de irnos, algún día volveremos aquí y haremos arder el infierno que existe allá dentro.

Un poco más allá de las llamas, unos ojos vieron a dos figuras caminar hacia el mundo libre, una de ellas tenia cabellera larga y roja he iba sosteniendo a otra persona que también tenía el cabello largo, pero este era entre gris claro y blanco. Aquellos ojos pudieron distinguir muy bien a Fabiola y cristal caminando en dirección opuesta a la devastación, mientras todos a su alrededor huían, cristal cojeaba y se mantenía en pie gracias al apoyo de su hermana. El fuego parecía temerles y quizás era extraño, pero este no las envolvía, no se atrevía a quemarlas y solo se conformaba con el danzar de sus ardientes lenguas rojas que se movían alrededor de ellas, bailaba por entre las piernas, entre sus brazos, atrás de sus cabezas, pero nunca se atrevía a tocarlas. Un grueso hilo rojo iba quedando en el rastro que dejaban sus pies al ir avanzado poco a poco, el aire caliente quemaba los pulmones y el calor de la combustión dañaba cualquier armadura que se atreviera a desafiarlo.

Ciudad del caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora