Sangre seca bordeaba las heridas del torso del niño mientras su cabeza colgaba sobre la columna que se inclinaba hacia delante. Todos quienes estaban ahí se quedaron sin reacción ante la repentina aparición de Hian y la criatura, pero el Octobert levantó su pesado martillo y lo blandió hacia Hian. el bastardo estaba congelado y sin expresión ante aquella imagen de su hermano colgado sin vida. Se había desconectado completamente del mundo y la burbuja que detiene el tiempo... se alzó envolviéndolo completamente.
En esa diminuta fracción de tiempo, en donde no se puede pensar y las reacciones son simplemente actos reflejos del cuerpo, el ser de alas sangrantes se agachó y corrió utilizando sus manos y pies para así obtener más impulso y lanzarse sobre Hian, la reacción fue justo antes de que el gran martillo del Octobert aplanase el aire y quedara enterrado en la tierra producto del destructivo impacto.
Los humanos de la caravana se alejaron despavoridos, pero no huyeron, se resguardaron tras los árboles y rocas del lugar, mientras que el grupo de alados que custodiaban la caravana, se lanzaron en picada contra Hian y la criatura. Los humanos comenzaron a dar gritos de batalla como tratando de animar la embestida de las bestias. El Octobert que a pesar de ser enorme y bastante robusto era bastante rápido y sin dejar tiempo de reacción a los intrusos, lanzó otro poderoso golpe con el martillo, pero el Ser sin parpados volvió a moverse rápidamente e impidió por segunda vez, el morir aplastados. Nuevamente el Octobert cargó el mazazo y blandió su arma en el aire, que, sin intención alguna, le dio a un alado que pasaba rápidamente en dirección a Hian, dejando un estallido de sangre y carne en el aire. La verdad, a él no le causaba nada. después de todo eran bestias ruines, que estaban completamente corrompidas por la maldad y las viejas artes oscuras.
Los aullidos de los humanos hacían del lugar una espantosa arena de guerra y escondidos tras lo que encontraran, disfrutaban la batalla como si fuera un espectáculo de pirotecnia.
Tras impactar al alado, que solo fue como reventar una polilla en el aire. Usando el mismo impulso del martillo, lo descargó con furia, pero esta vez el golpe no fue dirigido a Hian, sino que fue directo a la pálida criatura que tras no alcanzar a moverse y esquivarlo solo pudo cruzar los brazos sobre su cabeza mientras el martillo se dirigía directo a él.
El impacto fue algo pocas veces visto en este mundo actual, el aire se quebró y la onda sonora del golpe quedó ahogada en el lugar. Los humanos despavoridos y enardecidos se quedaron quietos con expresiones de sorpresa que no se podían disimular, los alados frenaron su ataque en seco al ver aquello he incluso Hian había vuelto en sí mismo por lo que acababa de ver.
Aquellos largos brazos blancos llenos de cicatrices milenarias, recibieron el impacto de forma directa y todos los presentes pudieron apreciar algo pocas veces visto en el mundo. Humanos, alados, diminutas criaturas vivas como insectos y árboles secos, sintieron las vibraciones traídas de los inicios del mundo. un encuentro en batalla de dos criaturas que estuvieron presentes en la caída del acceso oceánico, un choque de metal y piel que iba más allá del entendimiento y la razón.
El martillo del Octobert no había podido romper los antebrazos de la criatura pálida. La bestia rugió mirando fijamente a su enemigo.
- ¡Okeanos! ¡Okeanos!
El Ser de alas sangrantes se levantó y a pesar de ser más bajo que el Octobert, se irguió frente a él y quedaron frente a frente, ambos poderosos y fuertes, la alargada sombra que proyectaban, era distinta al resto, era como si llevaran historias, horrores y días lejanos que solo ellos vivieron. Empuñando sus huesudas manos mientras el Octobert bufaba aire putrefacto, ambos mantuvieron la mirada desafiando cualquier acto de estupidez o valentía. Los humanos, las bestias aladas e Hian comprendieron que aquellos dos, eran las cicatrices y recuerdos vivos del mundo antiguo. El bastardo (Hian) vio por primera vez el auténtico sentido de superioridad. Pudo apreciar como esas dos criaturas misteriosas detenían el tiempo desafiándose sin hablar, sin moverse, sin piedad.
Pero los alados seguían siendo astutos y aprovechando la distracción atacaron a Hian por la espalda y como resultado una cabeza decapitada cayó al suelo. Hian se había recuperado y a plano vuelo y haciendo uso de su daga, decapitó al primer alado que tuvo cerca, el resto de los monstruos no cesaron y con mayor furia atacaron al humano que en un movimiento inesperado sacó algo que tenía escondido en su bota roída y lo acomodó en su mano izquierda, más bien en su dedo índice.
El gancho huesudo que Emec le había obsequiado completaba el armamento definitivo de Hian, una daga en la derecha y el gancho en la izquierda.
Los alados tuvieron miedo, era por eso que tanto odiaban al muchacho sacrificado, él profanaba el elemento sagrado de su estirpe y después de mucho esfuerzo habían conseguido matarlo, pero ahora otro humano mayor que el niño, también poseía un hueso. Eso era terrible, aun para ellos significaba terror y muerte.
Al ver que el ataque cedía, El bastardo caminó hasta el cuerpo decapitado del alado que acababa de derribar y con la daga desgarró la parte superior de la columna y extrajo la tan preciada vertebra con forma de gancho. Se levantó y caminó hasta donde estaba el cuerpo de Emec y con la mirada triste lo descolgó de la estaca y suavemente lo dejo en el suelo junto con el hueso que recién había extraído.
-tendrás todos los huesos de estas bestias hermano, es una promesa y tomare prestado tu estilo. Esta cacería será a sangre fría, infligiendo miedo y sin hablar
Los alados estaban aterrados y furiosos a la vez, casi volviéndose locos de ver como profanaban el cuerpo de uno de los suyos, solo querían capturar a Hian y torturarlo hasta que ya no pudiera más, pero a pesar de eso, un miedo extraño había cubierto el aire y no se atrevían a atacar. Finalmente, Hian se levantó y atacó. Uno a uno fueron muriendo los alados, todos fueron rebanados y muertos al estilo de Emec, quebrando huesos, mirando fijamente a las bestias antes de matarlas y siempre sin hacer ningún ruido. Solo el compás de la piel perforada, a sangre salpicar y la estructura ósea reducida a pedazos. Esa era la música de aquel pequeño campo de batalla donde Emec dormía para siempre.
Cuando su batalla terminó y los cadáveres de los alados estaban esparcidos por todo el lugar Hian se arrodilló a lado del cuerpo de Emec tapando su rostro con las manos para ocultar sus lágrimas y su dolor. La misión había fallado, que les diría a Cristal y los demás, no tenía el valor para presentarse ante sus hermanos con el cuerpo sin vida de Emec. El mundo estaba mal, muy mal. los acontecimientos solo decían que los días de la extinción habían llegado y que las esperanzas caían como el brillo del sol en la tarde. Su dolor y pena lo dejaron completamente quebrado y desprotegido contemplando el cuerpo de su hermano menor. Cualquiera que en ese momento hubiese querido asesinar a Hian, lo habría conseguido muy fácilmente. Solo una cosa estaba clara... su tarea había sido un fracaso demoledor.
De pronto Hian sintió un sutil roce, miró hacia abajo y pudo ver como los dedos índice y medio de la mano de Emec se movían dolorosamente acariciándole la rodilla.
El pequeño cazador que no habla y recolector de huesos estaba ¡vivo! Hian en un arrebato de alegría lo abrazó completamente, procurando no moverlo demasiado mientras esta vez las lágrimas caían vivas de felicidad en medio de la oscuridad del mundo. ¡Emec estaba vivo! Tres segundos después, en ese mismo momento el bastardo recordó la lucha de las místicas criaturas y volteando la cabeza en dirección a donde estaban la última vez que las vio amenazándose con la mirada, no las encontró y en su lugar solo pudo ver a los humanos de cuerpo pintado que estaban todos de pie al borde del precipicio mirando hacia abajo.
El sol ya había despedido su ultimo rayo y la caída de la noche ya era inminente.
Omar Besker
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Ciudad del caos
Science FictionHola gente, ciudad del caos es una historia de ficción, con personajes misteriosos y particulares, desarrollada en la ciudad ilegal de la sinfonía donde nada es lo que parece, donde solo los mas fuertes sobreviven y cualquier día puede ser el ultimo...