Rosa estaba en su cuarto, llorando en un rincón sin que nadie la viera, otra vez había reprobado. Esa tarde habia regresado a su casa temblando en el camino por culpa de sus calificaciones, otra vez habia salido baja, y sus padres ya lo sabían. En cuanto llegó, solo escuchaba los gritos y regaños de sus padres. De nuevo, su madre la amarró a la silla y con unas tijeras comenzó a cortarle los mechones de cabello mientras ella forcejeaba, unos más largos que otros, hasta que quedó un bulto enmarañado de pelo en su cabeza. En cuánto la soltaron, corrió a su habitación a encerrarse y a llorar, no solo por su apariencia, sino también porque muchos se burlaban de ella en la secundaria.
Rosa no tenía ni un amigo, ni nadie en quien confiar ni desahogar sus penas y a pesar de que no le hacía daño a nadie, por alguna extraña razón, no le agradaba a los demás. por cualquier error que cometía la criticaban y siempre se quedaba sola a la hora de hacer equipos. Si le tocaba exponer un tema ella sola, frente a todo el grupo, ella trataba de esconderse en sí misma y le daban ataques de nervios, e incluso tic's.
Aún recordaba que cuándo era muy pequeña, todo estaba bien, pero todo cambió cuando ella comenzó a tener alucinaciones y pesadillas en las cuales ella decía que alguien la vigilaba. Desde entonces, sus padres comenzaron a tratarla muy duro y decían que debía ser una chica ejemplar. Además, todos los días, sus padres ponían una medicina en su comida, que eran una especie de calmantes. También la daban otros medicamentos que ella misma tomaba, aunque no sabía ni para que eran.
un día, Rosa estaba en su butaca en un rincón del salón, dibujando. De pronto, sonó el timbre de salida y la chica guardó sus cosas lo más rápido que pudo para no toparse con Royce y su grupo de amigos. Cerró su mochila y salió del salón entre todos los demás alumnos.
- ¡Hey! - la chica volteó y vio a Alice, la mejor amiga de Royce - ¡Ahí está! - En ese momento, Rosa comenzó a correr y se tropezó entre toda la multitud. No podía levantarse, así que se quedó en el suelo cubriéndose de los golpes y pisotones.
Cuándo todos se fueron, Rosa se levantó y alguien la arrastró por la mochila hasta arrebatársela.
- Veamos que tienes aquí - dijo Royce, que era un chico alto y robusto. Mientras lo decía abrió la mochila, la puso de cabeza y la sacudió haciendo que los libros cayeran - ¡bah! Aquí no hay nada - decía mientras sujetaban a Rosa para evitar que recuperara sus cosas - oh, esperen, - dijo recogiendo un cuaderno y hojeándolo y la chica se puso nerviosa - ¿Que es esto? ¿Dibujos? ¡Son horribles!
- ¡No es cierto! - dijo la niña a punto de llorar.
- Para mi son horribles - exclamó arrancando las hojas del cuaderno.
Rosa golpeó a quien la sostenía y pudo liberarse, así que corrió para recuperar su libreta. A Royce le pareció muy divertido y le restregaba la libreta en la cara, la cual estaba lejos de su alcance.
Su estatura era otro de los factores por los que se burlaban de ella. Era una de las más pequeñas del salón y eso le impedía hacer muchas cosas.
- ¡Jajajaja! - se reía el chico - Que divertido - decía mientras la niña saltaba tratando de alcanzar su cuaderno - ¡Oye, atrápalo! - y lo lanzó a uno de sus amigos.
Así estuvieron un buen rato hasta que Royce se aburrió del juego, así que lanzó la libreta rasgada a la cara de Rosa.
- Así te ves adorable enana - le dijo una chica burlándose de su cara sonrojada por las lágrimas y todos se retiraron riendo.
Al llegar a su casa, lo hizo como si nada hubiera pasado y al entrar sus padres le hablaron.
- Hija - le dijo su madre con un aire de orgullo - durante mucho tiempo te hemos dejado en una escuela de chicos normales y después de un tiempo, tu padre y yo hemos decidido enviarte a esta escuela - dijo mostrándole un folleto, el cual ella tomo y comenzó a leer.
- ¿Qué es esto? - dijo Rosa asustada.
- Tu nueva escuela - dijo su padre.
- Esto no es una escuela, parece un manicomio.
- No, no lo es - dijo su madre que parecía estar asustada o nerviosa por algo - es una escuela especial para gente como tú.
- ¿Gente como yo? No lo entiendo, no quiero ir.
- Esa no es tu decisión - le dijo su padre - ya estás inscrita ahí y te irás dentro de tres semanas. Tu madre y yo iremos a la institución a firmar algunos papeles, ve a tu habitación a hacer tu tarea y luego baja a cenar.
Efectivamente, sus padres se fueron al día siguiente, pero aún así tenía que asistir a la escuela. A medio camino vio un perrito café y le sonrió. Este, al verla, se le acerco y lamió sus zapatos.
- Hola Tim ¿me extrañaste?
Debido a que sus padres no la dejaban tener mascotas, ella adoptó un perrito en secreto y lo llamó Tim, el cual la acompañaba desde su casa hasta la escuela todos los días.
-¿Tienes hambre? - dijo sacando un pan de su bolsillo - Tn, come un poco.
Ambos caminaron hasta la puerta de la escuela y luego se separaron.
A la salida, Rosa llamaba a Tim, pero no lo encontraba y comenzó a sentirse nerviosa y preocupada. Ya casi iba a atardecer y no lo encontraba por ningún lado.
- Oye - se escuchó la voz de Royce y se dio la vuelta lentamente - ¿buscabas esto?- Rosa vio con horror como el chico sujetaba a Tim de las patas delanteras.
- ¡Tim! - gritó la chica corriendo hacia su amigo, pero nuevamente la sujetaron impidiendo que se moviera.
Entonces, tres chicos tomaron piedras y palos y comenzaron a golpear al animalito que se encontraba acorralado. El pobre chillaba y gritaba de dolor. Rosa solo podía mirar como lo mataban y como la calle, junto con la ropa y la cara de los chicos, eran salpicados con sangre. Cuándo Tim dejó de gritar los chicos dejaron los palos y las piedras y soltaron a la chica, que no pudo mantenerse en pie y cayó de rodillas con la cara llena de lágrimas, llorando encima de su amigo muerto.
- Aquí está tu perro - le dijo Royce burlándose de ella mientras él y sus amigos se iban.
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Little cat
RandomRosa es una niña de 14 años la cual sufre de abuso en la escuela, la calle y hasta en su propia casa. Lo que ella no sabe es que tiene un pasado oscuro que ni siquiera recuerda. Todo cambia cuando se queda sola en su casa mientras sus padres se van...