Capítulo 33: ¿Por que me lastimo a mí?

45 5 1
                                    

- ¿De que querías hablar? - dijo Rosa de manera cortante.

- Oye, no te enojes, solo quería saber cómo estaba el inútil ese... ¿cómo se llamaba? ¿Hoody? - la chica apretó los puños tratando de contenerse - Es horrible que siga vivo.

- ¡CAYATE! - gritó Rosa apuntándole con el cuchillo.

Cristina sustuvo su muñeca, la torció y Rosa soltó el cuchillo mientras gritaba de dolor.

- ¡Já! Has cambiado mucho pequeña, has sufrido mucho ¿no es así? - Rosa empuñó su otra mano y trató de darle un golpe en la cara, pero Cristina lo detuvo - Y a pesar de eso, todavía no entiendes - y comenzó a golpearla con su propia mano.

La soltó por un segundo y la niña cayó al suelo de rodillas tapando su cara, le había roto la nariz.

- Duele mucho ¿verdad? - le dijo Cristina jugando con su guadaña - no solo tu cara, tienes miedo de que Hoody muera, que no vuelva a despertar. Eso es lo que eres tú: miedo. Toda tu vida se resume a eso, es tan insignificante, eres débil. No tenías nada de valor, ni sigues teniéndolo. No tienes nada por que pelear, nada que proteger ¿que haces? Ríndete de una vez, Zalgo te dará poder... todo lo que quieras - dijo tendiéndole la mano - Solo acepta.

De pronto, Rosa se levantó de golpe y le lanzó algo a los ojos.

- ¡Primero muerta! - le gritó mientras se adentraba en el bosque, no sin antes tomar su cuchillo.

- Bien - dijo Cristina limpiándose la cara- como guste... mi princesa - y comenzó a perseguirla.

El bosque estaba oscuro, lleno de árboles y Cristina no sabía ni a dónde ir.

- Vamos - dijo la chica - sal de dónde estés gatita - escuchó algunos ruidos y se dirigió a ese lugar.

Luego se eso todo se volvió silencioso y Cristina se puso tan nerviosa que comenzó a cortar los árboles.

- ¿EN DONDE ESTAS? - gritó desesperada.

No se dio cuenta de que Rosa estaba en uno de esos arboles y saltó hacia ella. Por casualidad, Cristina levantó la vista y vio a Rosa saltando hacia ella. Retrocedió un poco, pero no se dio cuenta de que el suelo se le acababa y cayó a un profundo hoyo.

Al tocar suelo, no podía pararse bien por el peso de la guadaña y se tambaleó. De pronto, el cuchillo que Rosa había lanzado, se clavó en la pierna de la chica. Cristina sostuvo el mango del cuchillo y lo sacó furiosa. La sangre comenzó a recorrer su pierna mientras ella respiraba agitada. Tiró el arma al suelo y comenzó a ver en todos lados.

-¿DONDE TE ESCONDES MALDITA SEA?

- ¡Aquí! - dijo dándole un golpe en la cara - ¿Creíste que no te reconocería? - Cristina estaba tirada en el suelo del golpe tan fuerte, no podía moverse - A ti te recuerdo bien, reconozco muy bien las caras, tu eras la amiguita de Royce.

- Cállate - dijo levantándose.

- Ya veo - dijo levantando una roca del tamaño de un puño - si eras tú.

Cristina la miró mientras se acercaba y se quedó estática. 'Èsa mirada- pensaba - no es ella, va a matarme si no hago nada eso es seguro, Zalgo tenía razón, esa cosa es un demonio.

- Dijiste que no tenía nada por que luchar - dijo Rosa - te equivocas, ahora tengo muchas cosas que proteger - la chica estiró su mano para alcanzar la guadaña - Ni lo pienses - dijo Rosa y en ese momento le lanzó la roca al brazo.

- ¡Aaah! - gritó Cristina, pues su brazo se había fracturado.

- Ahora tengo una familia, gente que proteger de ti y de Zalgo, incluso - dijo levantando el cuchillo - si eso implica matarte - Cristina cerró fuertemente sus ojos esperando su final - pero no ahora, no te mataré.

- ¿Que dices? - dijo la chica enojada, aunque en el fondo estaba agradecida - Eres una tonta, este es el mejor momento para matarme ¿por que no lo haces?

- No lo sé, pero creo que si te arrepientes y le pides disculpas a todos, podremos ser amigos, bueno, adiós - dijo caminando y dándose la vuelta.

- ¡Oye! ¿Vas a dejarme?

- Dije que no te iba a matar, no que te ayudaría... además, no sé dónde está Zalgo - y la chica comenzó a subir por las salientes de la pared.

Todos en la casa estaban muy tensos, pues no sabían dónde estaba Rosa. De pronto, la puerta se abrió.

- ¡¿En dónde... - gritó Slenderman, pero al ver la cara de Rosa llena de sangre se quedó cayado - pero ¿que te ocurrió?

- La seguidora de Zalgo vino - le contestó la chica - quise alejarla de la casa.

- Ro... - decía Toby - Ro... Rosa eso... eso es... muy... muy peligroso.  

- Lo se, lo siento, perdónenme por preocuparlos.

- Tranquila Rosa - le dijo Slender - ve a lavarte la cara ¿si? - la chica asintió y subió al segundo piso.

En cuánto Rosa se encerró en el baño, Slender comenzó a hablar con todos.

- Chicos... este lugar no es seguro, hay que sacar a Rosa de aquí antes que pase una tragedia real.     


Little catDonde viven las historias. Descúbrelo ahora