Siete: ¿Que tal tu corazón?

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"Cada vez que te miro encuentro una razón para seguir viviendo"


Eran las nueve con quince minutos y apenas acababan de hacerme un electrocardiograma para checar como andaban los latidos de mi corazón. Samuel, el amigo de Max y mi medico personal estaba haciendo sus ya típicas anotaciones en mi gran expediente medico.

-Te veo muy efusiva Lena, ¿Qué sucede? –pregunto Sami.

-Quiero irme ya, Sami. –dije ansiosa.

-Hey, tranquila. La ansiedad es mala y más para ti. ¿Por qué quieres irte?

-Debo ir al colegio a un partido de futbol, obviamente yo no jugare. Pero me invitaron a ver un partido. –hable rápido.

El partido ya había comenzado hace quince minutos, probablemente Ashton ya me estaría odiando por no llegar a tiempo.

-A ti no te gusta el futbol. ¿Michael ira?

Sami conocía muy bien a Michael. A veces Max invitaba a Samuel a comer a la casa mientras Michael y yo jugábamos algunos videojuegos o a veces íbamos a la hacienda que tenía Sami a las afuera de la ciudad.

-Si, de hecho el llego a las ocho treinta. ¿Qué más tienes que hacerme? –le pregunte.

-Aun debo sacarte sangre para tus análisis. Ya llame a la enfermera. Porque no mejor me cuentas bien porque tienes tanta prisa en llegar a ese partido.

-Un chico me invito a verlo jugar. –dije apenada.

-Me alegra, solo te saco un poco de sangre y te dejo ir.

Samuel y yo fuimos al departamento de estudios sanguíneos donde siempre me sacaba sangre del brazo derecho. Ya me había acostumbrado a que me sacaran sangre al menos una vez por año. Los electrocardiogramas si eran cada mes, pero los estudios de sangre si eran como minino una vez por año y máximo dos veces. Max era muy estricto respecto a mi salud y eso estaba bien, solo trataba de mantener con vida.

-Listo. –dijo Samuel sacando la jeringa de mi brazo.

Me sentía un poco mareada ya que estaba en ayunas porque para hacerme los estudios tenia que estar en ayunas.

-¿Ya terminaron? –pregunto Max al entrar.

-¡Si! –dije emocionada.

-Que emocionada estas, Lena. ¿Quieres desayunar en la cafetería de aquí o en la casa? –pregunto Max mientras se sentaba a mi lado.

-Ugh, yo preferiría comer algo con Michael en la escuela. Quiero ir al colegio.

Siempre que me hacían los estudios de sangre y entre otros me sentía un poco débil, pero no podía fallarle a Ashton.

-¿Segura? –me pregunto.

-Si, me siento bien.

-Yo creo que deberías dejarla ir. –sugirió Samuel.

-De acuerdo, te llevare al colegio.

-¡Gracias! –dije abrazando a Max.

Max me llevo hasta el colegio, me despedí rápido de él y camine deprisa hasta las canchas de futbol donde ya se estaba jugando el segundo tiempo el juego. Me sentía un poco mareada pero era normal, así que busque con la mirada donde estaba sentado Michael y me senté a su lado.

-¿Qué tal tu corazón? –me pregunto.

-Latiendo, ¿Y el tuyo? –pregunte bromeando.

-El idiota no deja de latir. Te vez pálida, ¿quieres que te traiga un dulce?

Remember Me (a.i)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora