5. Un poco de diversión siempre es buena, ¿no?

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(Narra Martín)



Sonó la alarma de mi reloj de mano, no era muy potente, pero con eso me bastaba para poder despertar. Así que de un pequeño salto me senté al borde de la cama y le di fin al ruidito que impregnaba mi habitación.

Esta noche no dormí muy bien, ya que dejé a Kilian a solas con esos tres... Bueno para qué engañarme, no quería dejarle a solas con Noah. Sé que hablamos por el móvil después de eso, pero Kilian al rato desapareció y no volvió a conectarse, aunque me dio las buenas noches, así que supuse que todo iba bien y se fue a dormir, y yo hice lo mismo.

— ¿Pasaría algo y Kilian no me lo quiere decir? —Dije murmurando. —Bueno, dejaré de pensar en eso hasta que lo vea en la estación.

Salí de mi minúscula habitación y me dirigí dando unos pasos a la cocina, que hoy estaba totalmente desolada.

—Supongo que Abu ya debe haber ido a abrir la tienda sin mí...—Me puse la mano en la frente en señal de frustración— ¡Mira que siempre le digo que me levante para que pueda ayudarla!

Después de tener esa pequeña rabieta cogí unos simples cereales del armario y un bol que llené de leche que había dentro de la nevera. Cuando abrí la nevera sentí una pequeña molestia, ya que estaba demasiado vacía, aunque estábamos a mitad del mes y era algo normal.

Cuando acabé de desayunar me dirigí a la habitación para vestirme, quería tomar una ducha pero tampoco quería gastar agua caliente, así que decidí ducharme al volver del instituto ya que haría más calor y no sería necesario malgastar, además vendría de jugar baloncesto. Después de vestirme fui a cepillarme los dientes, y a peinar con mis dedos mi pelo negro revuelto.

—Sonríe, que hoy verás a Kilian otra vez—Me dije a mí mismo mientras le sonreía al espejo del baño.

Cogí las llaves y me fui, asegurándome de haber cerrado bien la puerta. Quería llegar al metro de inmediato y ver a Kilian, aunque iba algo más temprano de lo normal así que esperé unos minutos apoyado contra la pared de la estación, con la mochila a un lado en el suelo. Kilian empezó a aparecer a lo lejos y empecé a sonreírle, pero él parecía que venía de una guerra.

— ¿Pero qué diablos te ha pasado? —Le pregunté bastante preocupado por su rostro demacrado— ¡Tienes una ojeras increíblemente grandes y los ojos muy rojos!

—Martín...—Kilian se tiró contra mí dramatizando lo cansado que estaba, aunque tampoco era realmente mentira—Me muero, me muero, ¿por qué los humanos necesitamos dormir?

—Porque si no lo hacemos nos salen las ojeras que ahora mismo tienes en tu cara—Dije con una sonrisa y un tono burlón, quería molestarle un poco.

—Eso es una consecuencia... no una respuesta—Dejó salir un pequeño bostezo mientras intentaba seguir hablando—Buenos días.

No sé por qué, pero Kilian siempre hacía esas cosas que para otra persona puede que no significasen nada, pero para mí... Incluso el bostezo me pareció algo adorable, incluso sus ojos cansados... todo en él siempre me parecía adorable.

—Buenos días—Le despeiné el cabello como hacía siempre y él soltó un gruñido.

—Tardo mucho tiempo de mi vida peinándome, te odio—Me observaba con unos ojos llenos de rabia, de forma algo infantil, a decir verdad.

—Bueno, así te acuerdas de mí todas las mañanas cuando te peines para nada—Le dije mientras sonreía.

Una vez que el metro llegó a nuestra estación entramos en él, era ahora o nunca para preguntarle sobre qué ocurrió ayer.

La teoría del caos. (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora