La teoría del caos. (Gay/Yaoi)

11. PDM.

(Narra Kilian)

Había pasado tres meses y medio desde que conocí a Maya y desde que empecé a salir con Noah. Muchísimas cosas habían cambiado desde entonces, aunque yo estaba feliz porque todos los cambios eran positivos, bueno, casi todos... Era Navidad y, aunque no estaba muy emocionado por estas fechas, no me podía quejar. Mis marcas de la casi violación ya no estaban y los moratones en las costillas de Noah también habían casi desparecido.

Noah se mostraba más cariñoso en sitios públicos, cosa que no agradecí, sino que amé profundamente, porque era un tema que me tocaba mucho los cojones. Estaba mucho mejor que cuando lo conocí, mucho mejor que nunca, en su casa no había vuelto a pasar nada grave, aunque siempre evitábamos hablar del tema. Conseguí durante estos meses que estuviese de inquilino muchas veces en mi casa. Yo simplemente no quería que viviese dentro del manicomio que era su casa.

Quizás os estéis preguntado si en esos tres meses llegamos a... La respuesta es, no. Y no era porque los dos fuésemos unos mojigatos, ni nada parecido. Simplemente, siempre, y cuando digo siempre es siempre, ocurría algo. Nos dimos por vencidos hace dos semanas cuando fue mi madre quien casi nos pilla sin ropa en pleno invierno. ¿Nuestra respuesta? Era para un trabajo muscular de educación física. Y... nosotros no hacemos educación física este año. A veces agradezco que a nadie en casa le interese realmente lo que estudio o lo que no estudio en el instituto.

Maya y yo parece que habíamos llegado a un nivel legendario sobre nuestra amistad. Ella no era para nada lo que aparentaba, solo en ocasiones... bueno, en muchas ocasiones. Pero igualmente con el tiempo empezamos a conocernos mejor y me di cuenta de que no éramos tan diferentes como creí en un principio, bueno, sí lo éramos, pero qué más daba. Aunque me impactó, en cierta parte, saber que Maya sufría un trastorno... Siempre pensé que ella era algo especial, pero saber que tenía esquizofrenia del tipo paranoide me chocó un poco. Al principio me daba algo de miedo el hecho de que mi mejor amiga tuviese ese trastorno, pero poco a poco pude diferenciar el hecho de que Maya era Maya y que tenía que aceptarlo y quererla. Quise convencer a Maya de que hablase con más gente aparte de mí y su padre, pero tuve que rendirme cuando vi que no conseguiría llegar a ninguna parte.

Mi hermana estas navidades había enfermado. No era algo grave, pero su contrato de trabajo no era fijo y por lo visto, la despidieron. Que la despidiesen simplemente por tener que coger la baja por enfermedad a mí me pareció algo de ser sinvergüenzas, no entendía cómo algo así podía ser legal. Así que mi hermana estaba algo desanimada y no tenía el humor que siempre la caracterizaba. Igualmente estaba decidida a encontrar otro trabajo y yo la apoyaba. Después de todo ella me hizo el favor de no decirle a ninguno de nuestros padres lo que ella me había explicado de mi lesión cerebral. Yo no estaba preparado para tener que tratar con más mierda, quería disfrutar de Noah y hablar con mi padre sería lo último que haría estas navidades.

Mis dolores de cabeza desaparecieron como la espuma. Esos meses tuve una agilidad mental que no era propia de mí. Lo atribuí a estar con Noah, ya que él siempre me complementaba con dos cosas de las que yo carecía: esfuerzo y tranquilidad. Gracias a él, con sus clases particulares, mis notas habían subido más que nunca y yo me moría de la felicidad.

Quizás lo mejor que ocurrió fue que Gus dejó el instituto. Bueno, no lo dejó técnicamente, pero solo venía al mínimo de asistencias requeridas para aprobar, aunque a veces no llegaba ni a eso. La tranquilidad que respiraba sin tener que aguantar a ese psicópata era indescriptible, la vida era mucho mejor sin Augustus Zorrilla tocando los huevos día sí y día también.

Hoy había quedado con Noah dentro del bar de mi tío Tony. Como estábamos cansados de ir siempre a los mismos lugares al final decidimos que ese sería nuestro lugar de reunión. Quería invitar a Maya también, pero ésta, como siempre, se negó a querer "alimentarse rodeada de otros humanos".