3. "No te necesito"

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No lo entendía. Simplemente no tenía sentido para mí que él dijese eso. Agradecí dentro de mí que lo hubiese susurrado solo hacia mí, que solo yo lo escuchase, pero eso no me tranquilizaba, no lo aceptaba. ¿Por qué tenía que odiarme a mí? Yo no había hecho nada en el metro. ¿Quizás me odiaba por no haber hecho nada? Quería saber por qué me odiaba, no, necesitaba saberlo, era una necesidad.

Intenté aproximarme a él para explicarle todo lo ocurrido pero simplemente mi cuerpo no respondió. Ese chico me daba miedo, había algo de él que me hacía mucho daño. Así que solo supe quedarme inmóvil mientras él acababa su presentación.

—Y bueno... Agradecería muchísimo si alguien pudiese firmar en una de las listas que he puesto en el tablón de secretaría. Ayudaría mucho a todos esos animales que necesitan ser adoptados...

No lo entendía. Pasó por mi mente que él solo era un manipulador y que engañaba a todos. Pero a la vez estaba viendo a un chico preocupado por aquellos animales abandonados que no tenían a dónde ir. Él me desorientaba, y mucho.

El profesor Anderson hizo que nos sentásemos. Para mi mala suerte me hizo sentarme junto al chico Calavera, que era algo que no queríamos ninguno de los dos.

—Señor Anderson... ¿podría sentarme en otro lugar? —Repliqué intentado que no se notase demasiado que no quería estar justamente al lado de Noah— Es que soy nuevo y pienso que me sería más cómodo estar junto a Martín.

—Kilian, no busques la comodidades en esta vida, disfruta de las dificultades. —Mientras hablaba hacía gestos extraños con las manos y articulaba demasiado sus palabras— Así que no, disfruta de la suerte que tienes de sentarte con uno de mis mejores alumnos.

Anderson estuvo explicando todo el sistema de horarios y las reglas del instituto, ya sabéis, todas esas cosas que nadie escucha realmente y solo lo aprende cuando lleva tiempo en el instituto. Noah miraba impasible hacia adelante y a la vez charlaba con dos chicas que teníamos delante de nosotros, de forma muy coqueta, y eso me molestaba. Quería que me mirase a mí, que me dijese por qué me odia. Durante la media hora que duró la explicación intenté entablar una conversación, pero al final no fui capaz. Todos fueron yéndose de la sala y me quedé sentado mirando la mesa con una cara cansada y demacrada.

— ¿Tan triste te ha puesto que no estemos juntos? —Preguntó con una sonrisa coqueta Martín.

—Lo cierto es que estoy algo deprimido. Y es tu culpa. —Empecé a acostar mi cabeza entre mis brazos cruzados en la mesa— Ese chico me odia y es tu culpa...

— ¿Por lo del metro? —Martín frunció el ceño mientras sus ojos se dirigían a los costados del aula—Eso no tiene sentido.

—Claro que lo tiene, es la única posible razón de que me haya dicho que... me odia. —Mi voz empezó a temblar mientras decía lo último.

— Es que no tiene sentido porque he ido a preguntarle sobre las listas que ha dicho antes y conmigo ha sido bastante amable y divertido, es más, me ha dicho que habrá una comida grupal o algo así mañana y que podía ir...

Mis ojos debían ser un mapa. Estaba muy enfadado, al principio con Martín pero luego me di cuenta de que no era su culpa. Él siempre había sido más social y caía mejor a los demás, y esa era una de las razones por las que nunca había tenido ningún tipo de amistad con él. Le envidiaba.

—Mira... Creo que le das demasiada importancia a ese rubio de pacotilla. —Martín me dio una pequeña colleja en la cabeza. —Puede que te guste, pero no es bueno obsesionarse solo porque tiene una cara bonita.

La teoría del caos. (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora