8. Inicios de una verdad que me ocultaron.

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(Narra Kilian)


Noah empezó a contarme todo lo que ocurrió en esa playa aquel día, y también de los años posteriores. Seguramente fueron más de veinte veces la que Noah se quedó callado, intentado no llorar y volver a respirar con normalidad para seguir explicándome aquellos dolorosos recuerdos.

A medida que él se acercaba más al final me apretaba más la mano, y yo, lo acercaba más a mi cuerpo, dentro de la pequeña cama. Acabé abrazándole mientras que él me explicaba toda esa horrible experiencia y carga que siempre llevó encima. Quería llorar como él hacía, aunque fuese silenciosamente, porque la forma en que Noah me explicó todo, con lujo de detalles, me parecía demasiado dolorosa. Pero sobre todo quería decirle una cosa, que le recordaba. Pero la realidad otra vez no estaba de mi parte, porque no era así.

Estuvimos un buen rato abrazos en la oscuridad. Yo no sabía qué pensar, mi cabeza daba mil vueltas y los pensamientos que pasaban por mi cabeza no tenían relación entre ellos. En parte, estaba intentado recordar aquel día, pero no lo lograba. Pero a la vez, estaba tranquilo oliendo el aroma de Noah entre mis brazos. No me imaginaba lo frágil que resultaba ser Noah en realidad, y eso activó una parte de mí que nunca creí tener, mi parte protectora.

—Noah—Me alejé de él lo suficiente como para poder acariciar su cara, que estaba toda roja a causa de las lágrimas—no lo recuerdo, estoy intentándolo pero no lo recuerdo.

Sé que no estaba siendo nada compasivo en ese momento, que quizás era lo peor que ahora necesitaba escuchar Noah, pero yo no quería mentirle, al menos, a él no.

—No sé por qué haría lo que hice, pero—Empecé a acariciar con mucho más empeño sus labios—yo no pienso dejar que algo así vuelva a ocurrir.

—Lo sé—Empezó a hablar él—Sé que no te acordarías, y también sé, que ya no eres el mismo.

—Fui un estúpido—Me acerqué a su frente y le di un pequeño beso—y no sabes cuánto lo siento.

—Kilian, ¿seguimos siendo amigos? —Alcanzó a decirme con una voz débil.

—Somos mejores amigos, Noah­.

Dicho eso le sonreí y le di un beso en los labios. Estaba claro que no éramos solo amigos, pero era nuestro para siempre y yo quería mantenerlo. Esta vez no pensaba romper mis promesas y quería sellar la primera promesa que compartiríamos.

—Noah, te prometo que siempre estaremos juntos—Le miré a sus preciosos ojos verdes que me cautivaban— Siempre.

Yo pensaba que esas promesas eran lo peor que se le puede hacer a alguien, porque eran técnicamente imposibles de cumplir. Pero yo no pensaba dejar de estar a su lado, me daba igual lo que pasase, mi promesa sería mucho más fuerte.

Noah acabó durmiéndose en mi pecho, pero yo no podía dormir nada en absoluto. Ya no sabía si era por las cosas buenas que habían pasado hoy, o por el contrario, de saber todo lo malo que había ocurrido y yo no sabía. Solo podía ver a Noah durmiendo con un rostro lleno de paz, como si se hubiese guardado todo lo que me había explicado durante toda su vida. Así que tardé mucho en poder conciliar el sueño, pero por fin lo logré, a duras penas.


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Había amanecido y era sábado, no era demasiado tarde, al menos eso deducía por la luz que entraba desde la ventana. "Deben ser las 09:00" —Pensé. Noah seguía durmiendo, ya con la piel perfectamente uniforme, sin rojeces a causa de las lágrimas de la noche. No quería despertarle, así que me levanté con el pijama puesto sin causar ningún ruido y salí de la habitación. En el comedor estaba mi hermana, mi padre como siempre no estaba en casa y mi madre seguramente había salido a hacer ese curso de aerobic que tanto le gustaba.

La teoría del caos. (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora