13. Esos son sus ojos.

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(Narra Kilian)


Estaba flotando entre una corriente de agua. No sabía exactamente dónde estaba pero mi cuerpo se sentía ligero, aunque yo era incapaz de verlo. Podía estar en un sitio y en otro a la vez, como si fuese un espectro de luz. Escuché el murmullo de alguien a lo lejos.

- ¿Hola? -Pregunté aun sin poder abrir la boca ni ver absolutamente nada.

Seguía escuchando el murmullo sin parar. Intenté concentrarme y entonces me percaté de que estaba murmurando mi nombre. Quise acercarme para saber qué era y lo hice. Hasta que el murmullo cesó para dar paso a mi despertar.



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-Kilian, ¿te encuentras bien?

Tal y como me ocurrió en la playa estaba mareado, muy mareado. Tarde unos minutos en recomponerme y cuando vi a la persona que me hablaba di marcha atrás de lo estupefacto que quedé.

- ¿Ma-Martín...?-Le pregunté completamente extrañado.

- Estás extraño, deberías volver a casa para descansar...-Martín me miraba con un rostro de preocupación.

No entendía por qué Martín estaba conmigo, hablándome como si no hubiese ocurrido nada. Es cierto que acabamos arreglando nuestra pelea, pero nos distanciamos tanto que el simple hecho de hablar ya era algo incómodo para los dos.

- No entiendo...-Me llevé la mano a la cabeza, me dolía- ¿Qué haces aquí?

- ¿A qué te refieres? Habíamos quedado para preparar los exámenes de después de Navidad. -Me levantó una ceja como gesto de incomprensión.

-Pero nosotros... ya no...-Le miraba intentando comprender lo que pasaba.

Y entonces me acordé. Me acordé de Alba y de mi intento fallido de poder salvarla. Se me encogió el estómago de lo inútil y estúpido que me sentía. No podía ser un sueño, ¿cierto?

-No sé qué te pasa, pero Maya me ha enviado antes un mensaje diciendo que quiere hablar de vuestro... "proyecto" y que por favor, te avisase. -Hizo con los dedos de las manos unas comillas.

Eso me lo confirmó, no era un sueño, lo que había hecho era real.

-Martín, debo irme, lo siento...-Le dije mientras me levantaba de una silla.

Al parecer estaba en una biblioteca. Era la biblioteca más cercana a mi casa, siempre alquilaba los libros allí, así que pude situarme para salir rápidamente del sitio. Necesitaba ver a una persona que pudiese explicarme qué estaba pasando.



Llegué a la casa en la cual podría dar solución a mis miles de dudas y a mi dolor de cabeza. Piqué una vez al timbre y nadie contestó, así que empecé a dar golpes con el puño, estaba demasiado nervioso.

- ¿A qué viene tanta desesperación, Kilian? -Me preguntó el padre de Maya, el profesor Anderson. - ¿No me digas que por fin vas a declararte a mi hija?

La última pregunta la hizo con un tono lleno de ilusión y de drama, al menos por mi parte. No me sorprendió, era mi tutor otaku.

-Necesito hablar con Maya. -Le dije seriamente.

-Papá, ya estoy aquí. -Dijo Maya, con mucha más seriedad de la que yo había puesto a mis palabras.

El profesor Anderson no tardó en meterse dentro de la casa sin rechistar, Maya imponía mucho más que su padre y se hacía respetar. Se acercó a mí con su rostro inexpresivo y me preguntó:

La teoría del caos. (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora