14. No me voy a rendir.

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(Narra Kilian)


Por primera vez en mi vida mis sentimientos no coincidían con mis acciones. Tenía ganas de gritar, de llorar, pensando que de esa forma... recuperaría a Noah. Alba me invitó a entrar en la mugrienta casa para poder hablar de los hechos, pero yo no respondía. Quería creer que todo esto no era más que una mentira, un mal sueño y no pude evitar sentirme realmente egoísta al pensar en lo mucho que deseaba no haber conocido jamás a Alba y a su hijo.

—Habías dicho que te llamabas Kilian, ¿no? —Escuché de fondo como Alba me hablaba, pero yo no era capaz de pronunciar una sola palabra. —Vamos dentro de la casa, hace demasiado frío aquí fuera.

Nos sentamos en las viejas sillas que había por la sala principal, donde tiempo atrás las llamas de la chimenea daban calor a toda la fría casa. Yo aún intentaba asimilar esas palabras, intentaba asimilar lo que había ocurrido.

—Sé que lo normal es ofrecer una bebida o algo, pero... ya ves como está la casa. —Empezó a excusarse Alba con un tono de voz frágil.

—No te preocupes, no tengo sed ni hambre. —Contesté secamente yo, mirando al vacío.

—Cariño, ¿por qué no vas arriba a jugar? —Le habló a su hijo, aquel al que yo no quería ni aceptaba que se llamase Noah. Odiaba a ese niño.

El niño aceptó con ilusión la propuesta de su madre y se fue escaleras arriba, dejándonos solos a Alba y a mí.

— ¿Qué ocurrió? —Le pregunté sin mirarla a la cara.

—Fue un día que fuimos a la playa. Cuando decidimos volver en la carretera nos embistió un coche por el lado izquierdo, el lado en el que estaba Noah. Yo estuve unos días hospitalizada y mis padres sufrieron unas lesiones menores, pero Noah...—Su voz se volvió ronca y pesada, era algo que le dolía recordar.

Hubo un gran silencio durante unos minutos que se hicieron eternos. Yo, observando el impasible suelo, me percaté de algo. "El lado izquierdo", el lado por el cual el coche embistió al de la familia de Noah. Ese mismo lado que intercambió con su hermana en la realidad principal, ese lado que no cambió esta vez... por mi culpa.

—Lo maté yo. —Y esta vez empecé a hablar.

— ¿Qué quieres decir? Fue un accidente. —Alba me contestó de forma brusca y violenta, estaba claro que no me creía y que no aguantaba ese tipo de bromas.

—Sé que te sonará a una locura pero... Yo he conocido a tu hermano de 17 años, él no murió en ningún accidente, la que murió fuiste tú.

No vi qué cara estaba poniendo Alba ante mis palabras, ya que yo seguía clavando mi mirada hacia el suelo y no tenía intención de despegarla de él. No quería levantar la mirada hacia un mundo en el cual ya no estaba Noah.

—El problema ha sido que he vuelto atrás en el tiempo a través de la fotografía y traté mal a Noah, pasé de él porque creía que en ese momento tenía que salvarte a ti. Él estaba muy triste, malditamente triste y se intentó suicidar. Pero yo solo soy un desastre, y haga lo que haga siempre la fastidiaré.

Hubo otro gran silencio en la habitación. Yo ya esperaba lo que iba a pasar, ella creería que estaba loco y llamaría a la policía, pero no me importaba. Ya me daba absolutamente igual todo, mi cabeza dolía demasiado y ahora mismo todo estaba mal.

— ¿Por qué no debería creer que estás chalado? —Dijo ella con una voz totalmente de desconfianza.

Quería rendirme, estaba claro que hiciese lo que hiciese solo empeoraría las cosas. Quería que me metiesen en un psiquiátrico y olvidar todo, hundirme en mi locura para siempre. Pero si hacía eso jamás podría salvar a Noah, ya no era amor lo que pasaba por mi cabeza, era responsabilidad. Tenía que convencer a Alba de que todo lo que había dicho sin pensar era cierto, y eso era casi imposible.

La teoría del caos. (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora