(Narra Kilian)
Al día siguiente, domingo, no hice otra cosa que llamar a Noah a cada hora para asegurarme de que se encontraba bien, hasta que él acabó por apagar el teléfono de mala uva. También me empezó a preocupar el hecho de que Martín no contestase a ninguno de mis mensajes, pero entrada la tarde me envió un mensaje diciendo que lo sentía pero que había estado ocupado sin poder responderme. Yo pensé que para contestar a algo no se necesitan dos días, pero no me importó. Volví a preparar la exposición de inglés hasta que me fui a dormir, aproximándome al día tan esperado, lunes.
— Fueron unos veinte mensajes—Le dije a Martín cuando éste se acercó al lugar donde cada día era él quien me esperaba, en la estación—hasta un simple "ok" me hubiese dejado más tranquilo.
—Ya te dije que no pude contestar—Estaba distante, no me miraba a la cara—Ahí viene el metro.
Intenté pensar qué diantres le pasaba a Martín para estar así conmigo y entonces pensé que lo más probable era que estaba celoso, porque yo era muchas cosas, pero gilipollas, no.
—Martín—Le miré con dureza— ¿Estás así porque he estado con Noah?
— ¿Así cómo? —Y seguía sin mirarme.
— Así de imbécil, básicamente. —No estaba acostumbrado a que Martín me tratase de esa forma tan distante y me daba mucha rabia.
—Bueno, quizás a mí también me molesta que con solo dejarte unos minutos solo ya metas a un chico en tu cama y al día siguiente ese mismo chico te lleve al hospital.
—Yo le llevé al hospital. —Le corregí.
—No, le llevó al hospital el otro chico, que aún ni sé qué pintaba él en toda la historia.
—Tú lo has dicho, no sabes nada—Me estaba empezando a cabrear— ¿Por qué te molesta tanto que salga con otra gente?
—Kilian, no te ofendas, pero tú no sales con gente, tú los metes dentro de tu cama. —Y esta vez sí que me miró, con una mirada de desaprobación en su cara, parecida a las de Papá.
—Quién...—Yo le miraba con los ojos bien abiertos mientras intentaba canalizar mi rabia— ¿¡Quién cojones te crees que eres, Martín!?
— ¡Yo soy tu...!—Parecía que quería decir algo pero paró en seco sus palabras.
— ¡Mi amigo! Eres mi amigo, y nada más. —Le miré con una mirada helada—Y lo que yo haga con mi polla es asunto mío, y solo mío.
—Está bien, como quieras. —Fue lo último que dijo antes de volver a dejar de mirarme.
Me empezó a invadir una especie de tristeza, ¿qué diablos acababa de pasar? Le gustaba a Martín, ¿no? Yo mismo pensé más de una vez de esa forma con Martín, pero nunca pasó de eso, porque Martín para mí era como... un amigo, un buen amigo. No quería que las cosas se quedasen así y quería arreglarlas. ¿Pero cómo iba a arreglarlas cuando Martín no se comportaba como haría Martín? Estaba desfasado, ya no sabía qué hacer, así que pensé que lo mejor sería dejar pasar el día, al menos, el día de instituto.
Cuando empecé a sentirme mejor por pensar que vería a Noah en el instituto, y que además me sentaba con él, la realidad me dio otra hostia como era costumbre. Noah estaba sentado en su sitio, sí, pero nada más llegar me dio una especie de nota que leí y me cabreé.
"Lo siento, Kilian, pero no quiero que nadie sepa que tenemos algo... Espero que lo entiendas."
Quería gritar que teníamos algo, que se enterase hasta Martín y que le diesen por culo a él también, pero me contuve. No entendía de qué se avergonzaba, ¿yo no entraba en su maldita coraza de perfección? Además yo aún estaba algo extraño con Noah, no lo dudé y le di la vuelta al papel para escribir yo también otra nota. Me miró extrañado mientras yo le tendía la mano para que recogiese la nota y al final la recogió con un poco de inseguridad.
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La teoría del caos. (Gay/Yaoi)
RomanceKilian Prescott, un chico de 18 años abiertamente bisexual que no cree en el amor, lleva casi un año entero sin salir de su casa sin ninguna razón aparente. Decidirá proseguir con sus estudios en un nuevo centro, donde se reencontrará con un viejo c...