7. Un pequeño acto de inocencia.

203 20 3
                                    




(FLASHBACK, narra Noah de pequeño)




Estaba triste, hoy era un día muy triste para mí. Porque Toby, mi perrito de raza shiba, había muerto hacía apenas una semana. Toby, fue mi único amigo y ahora ya no había nadie a mi lado.

—Noah, los animales mueren, es lo normal—Dijo mi padre en el salón mientras leía un libro—Siempre podemos comprar otro chucho igual.

Toby no era solo un chucho, Toby era mi amigo. Y quería decirle eso, pero seguramente me hubiese mirado con una de sus miradas de desprecio, mi padre siempre me miraba así cuando hablaba de estos temas. Y... cuando simplemente me oía hablar.

—Tal y como dice Papá, podemos comprar otro animal—Dijo Alba, mi hermana, que acababa de llegar a casa por lo visto— ¿Qué te parece una tortuga?

—No, yo quiero a...—Me miraban con unos ojos acusadores—a Toby...

— ¡Dios santo! ¿Quieres olvidar ya a ese maldito perro? Ni siquiera tenía un maldito mes. —Empezó a gritarme mi padre.

— ¡Sois unos estúpidos! —Les grité a los dos y me fui a mi habitación a punto de llorar.

Mi habitación estaba muy desordenada, había muchos cómics por el suelo y había varios videojuegos desperdigados por el escritorio. Al entrar me di cuenta de que aún no había hecho los deberes para el lunes.

—Bueno... No pasa nada si no lo hago—Desvié la mirada de la tarea pendiente—Estoy cansado y triste, además odio estudiar.

Cogí la consola y estuve jugando, irónicamente, a un juego de cuidar una mascota virtual, pero comencé a recordar a Toby y estampé la consola contra la pared. Quería llorar y no parar, pensando, que quizás, eso haría que mi único amigo volviese conmigo. Al instante escuché como picaban a la puerta y grité:

— ¡Déjame en paz! ¡Estoy triste!

—Cariño, ¿puedo pasar? —Reconocí la voz angelical de mi madre.

— ¿Mamá? —Dije limpiándome con el brazo derecho todas las lágrimas y la mucosidad de mi nariz.

—Sí, hijo, soy yo, ¿puedo pasar? —Preguntó de nuevo con esa calidez que siempre tuvo.

—Sí...

Una vez que acepté ella entró por la puerta y la cerró nada más entrar. Se acercó a mí y me abrazó, dándome un beso en mi cabello rubio.

— ¿Han vuelto a meterse contigo? —Acertó mi madre. Ella siempre sabía qué ocurría.

— ¡Sí! —Y empecé a llorar.

Quería que mi madre me cuidase como siempre había hecho durante todo este tiempo. Alba se metía siempre conmigo y era realmente cruel, ella misma dijo que Toby se moriría porque estaba enfermo y no dudó en restregármelo cuando ocurrió. Mamá era la única persona que me quería.

—Hijo, estoy preocupada—Dijo una vez que calmé mis lágrimas—Eres muy dulce, eres quizás el chico más dulce que existe en este mundo, pero tienes que conocer nuevas personas.

No quería escuchar otra vez esa charla, estaba harto, yo no era bueno haciendo amigos, nunca lo fui y no iba a serlo ahora.

—Toby era un amigo increíble, no dudo eso, el tiempo que estuvo enfermo siempre quiso estar contigo más que con cualquier otra persona, él te quería y sabía lo mucho que tú le querías. Pero Toby también quería que no te hundieses, que muchas más personas pudieran conocer tu lado tierno y amable. Toby quería que hicieses muchísimos amigos y fueses feliz.

La teoría del caos. (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora