6. "Cáncer y Escorpio son muy compatibles, ¿sabías?"

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(Narra Noah)


—Bueno, es aquí...—Me dijo entrecortado Kilian.

Habíamos llegado al portal del edificio donde vivía Kilian, y ahora mismo estaba de los nervios, porque Kilian no me había invitado a pasar la tarde su casa, sino la noche. Todo estaba yendo demasiado deprisa para mí y mi cerebro no podía seguir el ritmo de las circunstancias.

—Eh, bien...—Dije casi susurrando de los nervios.

Para vivir en un apartamento su portal estaba muy bien cuidado y era espacioso, tenía dos ascensores para acceder a los pisos, aunque nada era fuera de lo normal. Entramos dentro del ascensor de la izquierda y empezó ese tipo de situación incómodamente silenciosa.

—Seguramente están despiertos, no hagas caso a nada de lo que te digan...—Cortó el silencio Kilian.

¿Qué clase de familia tenía Kilian? Era de madrugada, muy, muy tarde y según él lo normal es que estuviesen todos despiertos. ¿Nadie dormía en su casa? Me estaba poniendo cada vez más nervioso.

—Sobre todo Ada, por favor, no le hagas caso a Ada. —Noté que Kilian estaba algo rojo.

— ¿Tu hermana?

—Sí, siempre está molestándome y seguro que hoy no va a ser la excepción.

Yo sonreí y justo en ese momento llegamos a su piso, una vez en la puerta pareció que Kilian dudaba entre si era mejor irse a dormir a la calle que girar la llave de su propia casa. Parecía una lucha, una guerra interna, donde Kilian al final sucumbió y acabó abriendo la puerta.

Pasamos por un largo pasillo hasta que llegamos al comedor, donde había la que tenía que ser la madre de Kilian, y su hermana, Ada.

—Hijo, estás descontrolado, ¿otro chico más? —Dijo su madre con seriedad a Kilian.

— ¿Cómo que otro chico? —Le fulminé con la mirada.

Kilian se quedó en silencio intentado, seguramente formular una vaga excusa. ¿Quién narices había estado en casa? ¿Kilian se traía chicos a casa todos los días o qué diablos estaba pasando aquí?

—Se refiere a Martín, no pienses cosas extrañas, que mi madre siempre dice las cosas a medias—Se llevó una mano a la frente como si le agotara este tipo de situaciones.

Mi respuesta se basó en fruncirle el ceño.

—Bueno, ¿y quién es? ¿No es algo tarde ya?

—Me llamo Noah, Noah Calavera, estudio en el mismo centro que su hijo. Además somos compañeros de mesa todos los días. Tengo 17 años y vivo algo lejos de este barrio, su hijo y yo cogemos el mismo metro todos los días laborales y...

Me vi interrumpido por la risa histriónica de la mujer. No entendía por qué se reía, pero estaba claro que era por mí, algo de lo que había dicho le hizo gracia.

— Mi madre no te está haciendo una entrevista de trabajo, Noah—Me dijo Kilian con una pequeña sonrisa en la cara—No seas tan formal, estúpido.

Entendí que se reían de mí porque había sido demasiado educado. No era mi culpa serlo, era esta familia que se tomaba demasiadas confianzas con los extraños. Se me subió la sangre a la cabeza de la vergüenza y de la indignación.

—Ella ha preguntado, pues yo respondo—Contesté bufando por la boca en señal de que me sentía ofendido.

Eso pareció que les hizo más gracia a todos, a todos salvo a una persona que acababa de percatarme de que no había dicho ni una palabra.

La teoría del caos. (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora