Capítulo 24.

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Desperté sobre el pecho de Harry. Las mantas cubrían nuestros cuerpos desnudos. Me quedé mirándole, dormido parecía tan inofensivo. Lo de anoche fue increíble. Jamás había tenido esa expectativa del sexo, principalmente porque esta era mi segunda vez. Siempre encontraba la manera de meterme bajo sus sabanas. Solté una pequeña risa y me levanté.

Necesitaba algo de ropa, me estaba congelando. Abrí el armario y me quedé extrañada. ¿Para qué querría tantas capuchas negras? Negué lentamente, este chico tenía unos gustos muy raros. Cogí una sudadera larga y me la puse.

Me subí sobre él y le hice cosquillas. Tenía un sueño profundo, así que me costaría despertarlo. Me acerqué a su cuello y dejé pequeños besos por él. Pasé mi mano por su pecho hacia abajo. Se estremeció y me miró a los ojos.

—¿Qué se supone que haces? —podía notar como su erección aumentaba debajo de mí.

—Buenos días, Harry —me estremecí al notar semejante bulto debajo de mí.

—Será mejor que te bajes .

—¿Y si no quiero?

—Te voy a destrozar en mi cama.

La idea me gustaba. Él, yo y sexo. ¿Qué había mejor que eso? Me acerqué a sus labios y le besé lentamente, dejándole con ganas de más. Bajé de encima suya y salí de la habitación. Oí sus pasos torpes hasta llegar a la puerta. Solté una risa imaginandole desorientado, deseando salir.

—Espera, ¿dónde vas? Ven aquí.

—Otra vez será —le guiñé un ojo y bajé a la cocina.

Negué lentamente recordando que hacía unos días no quería tener sexo. Ella Hughes, la chica que siempre piensa todo como unas mil veces, pero después hace lo contrario a lo que se propone. Me dejo guiar más por mi instinto que por mí misma. Pensé en no salir con Harry, y aquí estoy. También pensé en no tener sexo tan pronto y darme un tiempo, y anoche tuve el mejor sexo de mi vida. ¿Podía sacar una conclusión de todo esto? Sí, que era un caso perdido.

Me puse manos a la obra con el desayuno y al rato ya tenía a Harry detrás, rodeándome con los brazos y acercándome a él por detrás. Aún podía notar su erección. Este chico tenía un gran problema con el sexo.

—Así no acabaré en la vida —protesté.

—Es que hay un problema.

—¿Puedo saber cual?

—Yo no quiero ese desayuno, quiero desayunarte a ti.

Me sonrojé. No me esperaba para nada ese comentario. A veces su mente sucia le hacía hablar antes que su cerebro. Me giré y le miré. Aún seguía desnudo. Me sonrojé aún más. Puso sus manos en mi cadera y me subió sobre la encimera de la cocina, colocándose entre mis piernas mientrastanto.

—Sé que no llevas ropa interior —susurra a mi oído y me hace estremecer.

—Harry...

—Vamos Ella, un poquito —pone un mohín—. Sé que lo estás deseando.

Estaba en lo cierto. Pasé mis manos por su cuello y lo besé. Y llegó la gran idea. Contra más lo provocase más ganas tendría. Me mordí el labio pensativa y actué. Me acerqué más a él y bajé de la encimera, haciendo que rozase contra su miembro. Vi como se estremeció y sonreí pícara. Esto iba a ser divertido.

—¿Dónde crees que vas?

—A desayunar —dije, muy convencida.

***

La calles de Seattle estaban llenas de una niebla espesa. A penas se podía ver. Agarré fuerte la mano de Harry y caminamos juntos hacia fenix tattoo, la tienda de tatuajes. Él pensó que era una buena idea tatuarse algo que tengamos en común. A mi no me parecía lo mismo. Me intentó convencer de que aunque nos separáramos, que aseguró que eso no iba a pasar. Sería por nuestra amistad. Así que, acepté algo pequeñito, si fuese posible, microscópico.

Two Faces ~ Harry Styles ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora