Capítulo 21.

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La Navidad, también llamada coloquialmente «pascua», es una de las festividades más importantes del cristianismo, junto con la Pascua de resurrección y Pentecostés. Día en el que todos los niños y niñas se levantan ilusionados por abrir los regalos que "Papá Noel" les ha dejado.

Decidí levantarme temprano para darle una pequeña sorpresa a Harry, que seguía dormido profundamente. No tenía mucha idea de preparar magdalenas, pero había que intentarlo. La cocina parecía un circo, todo estaba patas arriba. Cogí una bandeja y coloqué las cosas, de manera que quedaran todas con simetría y a la perfección. Las magdalenas aun quemaban, menos mal que llevaba guantes de cocina, si no me hubiese abrasado las manos al sacarlas del horno.

Sentí unas manos en mi cintura y pegué un pequeño respingo. Seguidamente unos labios se pegaron a mi cuello, dejando pequeños besos de arriba hacia abajo. Me giré y sonreí al ver a Harry. Le acerqué a mi boca y le besé con todo mi cariño. Esto de poder besarle cuando quería o me apetecía, me estaba empezando a gustar.

—¿Qué estas haciendo? —murmuró cerca de mi oído y me hizo estremecer.

—Es una sorpresa, pero me temo que ya no tanto.

—No he visto nada.

—Ah, ¿No? —le tapé los ojos con las manos y el rió—. Cierra los ojos.

Al ver que sus ojos estaban cerrados, cogí una magdalena y le eche un poco de chocolate fundido por encima. La acerqué a su boca y dejé que el chocolate tocase primero sus labios. Se relamió, y entonces dejé que la mordiese. Masticaba lento, disfrutando del dulce sabor de la magdalena.

—Esta deliciosa —abrió sus ojos y me miró directamente a los míos—, al igual que tus labios —se acercó y me besó lentamente, haciéndome disfrutar del beso.

—¿Qué te apetece hacer hoy?

—Lo que sea, con estar contigo me basta.

Sonreí. Cogí a Harry de la mano y lo subí conmigo a la habitación. No sé que pensaría sobre lo que estaba haciendo, pero me daba a mí en que pensaba en sexo, ya que tenía su mano en mi cintura y la acariciaba lentamente. Le senté en la cama y le quité la camiseta del pijama. Él me atrajo contra si mismo y me beso como si no hubiese un mañana. Sacó mi camiseta por mi cabeza a la velocidad del rayo y siguió besándome.

—Hharry —susurré contra sus labios.

—¿Qué ocurre?

—Yo no pensaba en...

—Oh —se hizo a un lado en la cama y se relamió frustrado—, perdona, yo no pretendía...

—No importa —sonreí—. Siempre hay tiempo para todo —le guiñé un ojo para hacerle sentir mejor. Acabábamos de empezar a salir, no sabía si estaba lista para volver a tener sexo, por lo menos en un tiempo.

Cogí una camisa del armario y se la lancé, este la cogió al vuelo y se la puso botón a botón. Supongo que para frustrarme por dejarle con todas las ganas. Negué lentamente riendo y le tiré unos pantalones vaqueros, los cuales se puso en seguida.

—¿Harry?

—¿Sí, Ella?

—¿Mi camiseta?

—Ah, no se —sonrió malicioso.

—Devuélvemela.

—Ven a buscarla.

***

Caminábamos, cogidos de la mano por las frías calles de Seattle. La temperatura promedio anual es de 11 °C. Lluvia, frío y días nublados. Es la viva imagen de un paisaje triste, pero terriblemente precioso.

Two Faces ~ Harry Styles ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora