RECAMARAS

3.3K 69 6
                                    

NARRA IAN:

Abrí los ojos con pesadez, la luz del sol me calaba demasiado, por alguna extraña razón me dolía la espalda, entonces los recuerdos me golpearon en la mente: el fuego, la casa, A...

Me levante de golpe, el corazón me retumbaba con fuerza y el sudor frio bañaba mi frente, tenía la bata de hospital puesta aun, mire a mi alrededor y me percate de que era mi recamara, la recamara que tenía cuando vivía con mi madre en mi antigua ciudad, ¿Habíamos regresado? No recordaba nada después del incendio.

Pero todo estaba aquí, la cama, los sillones, las pinturas... todo tal cual lo recordaba estaba plasmado delante de mí, me puse de pie y toque el frio suelo con mis pies desnudos, solo que no era madera como yo la recordaba, este suelo era diferente.

Me encaminé a la puerta y trate de abrirla pero esta no cedió, volví a intentarlo pero no se abrió, mi corazón comenzó a retumbar con fuerza.

-¡Papa!-grite para que me escuchara-. ¿Estás por ahí?

Pero no obtuve respuesta alguna, algo aquí no me daba buena espina, me acerque a la ventana y corrí las cortinas, la calle estaba ahí, con las mismas casas y las mismas calles solitarias, pero algo no encajaba del todo, tome una silla que estaba frente a mi escritorio y con fuerza la lance contra la ventana, los cristales estallaron y se regaron por todo el suelo, pero la silla no salió volando sino que choco y regreso.

-¿Qué demonios?-dije acercándome a lo que antes era la ventana.

Puse mis manos donde antes estaba el cristal y me di cuenta de que había algo duro, las calles solitarias y las casas no eran verdaderas, solo era un poster... con coraje tome la esquila del papel y lo jale para dejar al descubierto una pared de cemento puro.

Retrocedí asustado, ¿Qué estaba pasando aquí? ¿Dónde estaba? Entonces escuche un ligero movimiento sobre el techo y la vi, en una esquina estaba una cámara de seguridad que me observaba con calma, fue entonces que recordé a un hombre tirando de mi camilla de hospital.

¡No puede ser! No estaba en casa, sino que estaba en una jaula bien construida por Saco Rojo.

NARRA SAMUEL:

Tosí con fuerza y desperté con un dolor en la cabeza, mi vista se fue aclarando con lentitud, para cuando ya podía ver con claridad me percate de que estaba tirado en el suelo lleno de piedras y tierra, tenia frio pero no podía cubrirme con nada.

Me puse de pie con calma y observé mí alrededor, había una enorme pared de piedra que se extendía sobre mí, a diferencia de las paredes de una casa o algún edificio esta era complétame redonda, como un cilindro.

Entonces entendí que estaba dentro de un pozo, "A" me había tirado aquí... tenía que salir pero era prácticamente imposible escalar estas paredes sin perder el equilibrio y caer a una muerte segura, estaba aquí sin salida alguna.

-¡Ayuda!-grite con fuerza-. ¡Ian, Hannah! ¡Alguien escúcheme!

Pero lo único que pude escuchar fue un trueno que anunciaba que llovería y yo no tenía nada con que cubrirme o protegerme, nadie con quien hablar, solo tenía una promesa: rescatar a Ian y a Hannah.

Narra Hannah:

Me desperté algo mareada, estaba acostada sobre mi antigua cama, aun tenia puesta la misma ropa que la noche del incendio, entonces mi alerta interna se encendió, yo jamás dormía con la ropa de día puesta.

Estaba dentro de mi recamara, estaban los mismos sillones en las mismas posiciones, había marcos de fotos en los mismos lugares donde yo los había colocado, pero la diferencia era que no había fotos en aquellos marcos, corrí hacia la puerta pero no se abrió.

-¡No, no, no, no!-grite desesperada.

Comencé a golpear la puerta con fuerza pero era inútil, no podía salir de este cuarto asfixiante, era más que obvio que estaba donde "A" quería tenerme, gire para ver cada rincón de la recamara y me tope con una cámara, enojada me quede observándola, seguramente ese maldito acosador estaría del otro lado observándome en sus monitores.

-¡Maldito! Si te llego a ver te matare yo misma-grite.

Entonces resonó la voz computarizada de una mujer y me asuste.

"Bienvenida a la casa de las muñecas, es hora de la merienda, por favor sal de la recamara con calma y sigue el camino de luz" la misma voz robótica se repetía, el miedo se apodero de mi, ¿A dónde iría? ¿La casa de las muñecas? ¿Dónde estaban mis amigos? ¿Estaban bien? Otro sonido metálico me saco de mis pensamientos: la puerta de la recamara al fin se había abierto.  


Liberación (Metamorfosis 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora