NARRA IAN:
-¡Te sacare, lo juro!-grite nervioso.
No sabía qué demonios hacer con ella, la sangre ya había formado un enorme charco a su alrededor, con las pocas fuerzas que me quedaban sería inútil poder levantar el escombro, sabía que no podía hacer nada pero no quería que Hannah viera ese temor en mi ser.
-¡Ian!-volvió a gritar.
-Espera... yo...
-¡Ian escúchame!-volvió a gritar y me quede observándola, su piel se notaba mas blanca que de costumbre-. Sé que no puedo salir de esta, tienes que irte ya mismo... me estoy desangrando, ya perdí mucha sangre...
-No, no, no... debe haber una manera...
-Por favor-dijo fingiendo una sonrisa-. Ni siquiera me duele... ralamente no siento nada de la cintura para abajo.
¡Maldición! No quería dejarla, era la única persona valiosa e importante en mi vida y no podía ayudarla, vi como su sangre seguía brotando pero no podía detenerla, sabia que no podría dejarla aquí, no podría con todo eso...
-Me quedare contigo-decidí.
-¿Qué? ¡No! Deber irte... ahora que puedes.
Sin decir nada me senté a su lado y recargue su cabeza sobre mi pierna, comencé a acariciarle el cabello como cuando ella tenía miedo, quería que se durmiera para que no sufriera tanto, quería que durmiera para que no viera como me iba y la dejaba aquí... me sentía la persona más asquerosa del mundo.
-No me iré hasta que duermas-dije derramando una lagrima.
-Ian...
-¿Qué ocurre?
-Quiero que me prometas algo...
La observe con atención, sus ojos estaban más brillosos, su bella y delicada piel iba perdiendo poco a poco la calidez que tanto la caracterizaba, le habían arrebatado los sueños, su futuro, ya eso no valía nada, no podía contener mi llanto, por más que lo intentaba me resultaba imposible no llorar.
-Quiero que-prosiguió con calma-. Seas libre, que consigas a un chico que te ame con toda su alma, quiero que... que te cases y si llegas a tener hijos... les hables de mi.
-Lo prometo-dije llorando.
La idea de vivir sin Samuel, la idea de tener un futuro feliz me parecía increíblemente lejana y absurda, no podría amar nunca a nadie como lo había hecho con Samuel, no podría tener hijos y hablarles de Hannah sin soltarme a llorar, no podría contar todo lo que habíamos vivido, nuestro infierno... nada.
-Quiero que seas muy feliz-susurro.
-Lo seré... te lo prometo-fingí una sonrisa mas para ella que para mí.
-Gracias.
Después de varios minutos vi como cerraba sus ojos, vi como su delicada y frágil respiración iba disminuyendo, le di un beso en la frente con todo el amor que pude y me puse de pie, observe su cuerpo inerte tirado sobre el pasto, me gire con calma y comencé a caminar hacia las mallas eléctricas, pero no sin antes girarme una última vez para verla.
NARRA HANNAH:
Abrí los ojos de nuevo, sabía que él no se iría hasta que estuviera dormida, fingir mi sueño no fue tan sencillo pero lo tuve que hacer, vi como se alejaba caminando hasta que se perdía entre los arbustos, me dolía perderle pero no valía la pena llorar más por ello.
Observe las copas de los arboles, mi visión se tornaba borrosa por instantes, hasta que de pronto todo se torno muy luminoso y deje de que el sonido del viento me llevara junto con él.
NARRA IAN:
Lloraba sin control, golpeaba los troncos de los arboles, ya nada en mi vida valía la pena, divise las mallas y comencé a trepar por ellas, claramente la energía se había ido cuando exploto todo, al caer del otro lado observe todo desde lejos, solté un suspiro y, con las pocas fuerzas que me quedaban aun, comencé a correr.
Llegue hasta una carretera y tropecé con mis piernas, caí al suelo pero ya no pude levantarme, me sentía tan extraño, en mi mente solo brillaban las pedidas que se habían dado a lo largo de este viaje, todo comenzó con simples mensajes de texto y se convirtió en una masacre.
Una enorme luz ilumino mi rostro y vi como gente se bajaba de una camioneta, escuche que un hombre gritaba mi nombre pero me sentía demasiado débil como para voltear, sentí como me levantaban y me recostaban en algo, podía ver rostros pero ninguno me importaba, algunos trataban de hablarme pero yo no les respondía.
Simplemente cerré mis ojos y me deje ir, después de todo ¿Qué podría ser peor que lo que había vivido aquí?
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Liberación (Metamorfosis 3)
Roman pour AdolescentsNo más secretos. No más mentiras. No más engaños. No más juegos. Los juegos por fin terminaran y la verdad que tanto han anhelado saldrá a la luz, pero todo tiene un precio y esto no es la excepción, luchas, sangre, dolor y pasión son algunos elem...