PESO MUERTO

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NARRA IAN:

Ya han pasado cinco días enteros si mis cuentas no me fallaban, esto se estaba convirtiendo en algo insoportable, tenía que hacer exactamente lo que "A" quería en el tiempo que él lo quería, pero en ningún momento deje de prestar mucha atención a cada detalle.

Todas las noches a determinada hora toda la energía se iba por unos diez minutos, cada vez que se me permitía salir a comer o a ducharme observaba los pasillos pero sin levantar sospechas, había una ligera posibilidad de que pudiera salir de aquí... solo tenía que estar muy atento.

Desde ayer en la noche había estado percibiendo un aroma muy extraño en mi recamara falsa, era un aroma que era demasiado asfixiante, era imposible poder pasarlo desapercibido, había pasado un buen rato tratando de descubrir la fuente de aquel aroma pero no había tenido suerte con ello, había revisado debajo de la cama, dentro de cajones y nada, lo único que me quedaba por revisar era el armario.

Me acerque a él y lo abrí, el aroma me golpeo en la cara y me cubrí la nariz, las ganas de vomitar hicieron presencia, tuve que alejarme del armario para volver a respirar ¿Qué demonios había ahí dentro? Decidí respirar por la boca y volver a acercarme.

Dentro del armario no había más que ropa colgada en varios ganchos, pero definitivamente debía haber algo dentro para que apestara de esta manera, comencé a recorrer cada una de las prendas pero ninguna tenía nada fuera de lo normal... hasta que me tope con el final.

-¡OH DIOS MIO!-grite aterrado, me tropecé y caí de espaldas pero eso carecía de sentido comparado con lo que tenia frente a mí.

Frente a mi tenia a una chica de cabello rubio completamente pálida, tenía una enorme rajada en el cuello y varios moretones en los brazos, su sangre bañaba su camisa y parte del suelo, sus ojos estaban completamente abiertos al igual que su boca, la chica estaba completamente muerta, de eso no había duda.

NARRA HANNAH:

Había estado atenta a cada cosa de lo que ocurría, hasta el momento no sabía nada de Ian o de Samuel, por alguna extraña razón tenía la idea de que "A" nos había encerrado en casas distintas... o peor aún, en lugares completamente separados, la idea me aterraba ¿Qué estaría pasando mi padre en este momento? Cada noche lloraba ante la idea de no volverle a ver.

Cada vez que me iba a dormir, exactamente a la misma hora de la noche la luz se iba por completo, hoy en la tarde había tomado una linterna a escondidas de uno de los cuartos de "juegos", cada segundo que pasaba era como una eternidad para mí.

De pronto escuche el mismo sonido de siempre que me indicaba que la luz se había ido, sin luz podría salir del cuarto, sin luz las cámaras de seguridad no servían, sin luz tenia la opción de ser libre, me puse de pie y corrí a la puerta, no tenía mucho tiempo antes de que volviera la luz así que abrí la puerta sin pensarlo y salí al ya familiar pasillo, solo que esta vez no iría a comer, iría directo a mi libertad.

Corrí por los pasillos, el corazón me latía con fuerza, con la linterna alumbraba cada rincón, los minutos contaban mucho, si la luz volvía antes de que yo saliera "A" me encontraría.

Me tope con unas escaleras que nunca antes había visto, todo estaba completamente oscuro y un ambiente macabro reinaba, tome aire y baje las escaleras.

NARRA SAMUEL:

En medio de la oscura noche escuché el sonido de unas olas, ¿Acaso estaba en el mar? Posiblemente era un lago lo que escuchaba o podría estar volviéndome loco, cada vez que me dormía y despertaba a la mañana siguiente encontraba comida y agua dentro del pozo, algo dentro de mí me decía que "Saco Rojo" no me quería muerto... no aun.

Esta vez fingí estar dormido cuando de pronto escuche a alguien fuera del pozo, escuche el sonido de una soga descendiendo, abrí los ojos justo en el momento exacto para ver a un hombre encapuchado... entonces vi la cara de aquel hombre.

NARRA JOHN:

Entre en la sala de comando donde "A" y "Saco Rojo" observaban cada movimiento, estar frente a ellos me intimidaba bastante.

-Ya hice lo que me pediste-le dije al hombre con la capucha negra-. Ella está muerta.

-Has jugado bien-me respondió con voz gruesa-. Lo prometido es deuda, eres completamente libre John.

Sentí una paz increíble dentro de mí, por fin podría largarme de este infierno.

-Cariño-dijo el hombre refiriéndose a su amada-. Acompáñalo a la salida.

Entonces comencé a seguir a la mujer del saco rojo hacia mi libertad. 


Liberación (Metamorfosis 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora