#12

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Cayó al suelo por cuarta vez, se quedó tumbada en el suelo de madera podrida y le miró seriamente.

-Quiero fumar. - soltó con el tono más seco que tenía en su repertorio. -Ahora. -

Daniel alzó una ceja secándose el sudor de la frente con su camiseta y Charlotte se obligó a no mirar sus trabajados abdominales tatuados.

-Yo también. - cogió su cajetilla y ambos salieron del viejo gimnasio disfrutando del aire frío del exterior.

-Black Stone, eh. - dijo Daniel arrebatándole la cajetilla. -Como la de Kayla.-

Charlotte asintió mientras dejaba ir el humo entre sus labios, relajada. -No hay un tabaco mejor. -

-Si tu lo dices. - dijo Daniel encendiendo su cigarro, cuando dejó ir el humo Charlotte lo olisqueo y hizo una mueca.

-Eso no es tabaco, es hierba.- exclamó Charlie seriamente.

-¿Quieres? - preguntó Daniel, recordándole a la serpiente que tentó a Eva.

Tentador, ése era el adjetivo para describir a Daniel.

Le tendió el porro y ella lo aceptó tras pensárselo dos veces, aquello estaba mal.

Ya había fumado porros alguna vez, y la cosa no había acabado bien la mayoría de veces.

Sintió como el humo se filtraba en sus pulmones al succionar la cigarreta y lo dejó ir por las fosas nasales, sintiendo un leve cosquilleo y una presión en la cabeza.

Se lo tendió y éste lo aceptó dando una fuerte calada. -¿Que te parece? - le sonrió con los ojos algo rojos, colocado.

-Ya los había probado antes.- dijo sintiéndose algo mareada. -No me gustan las drogas en general. - pensó en su madre unos años atrás y ladeó la cabeza apartando aquellos recuerdos.

-El tabaco es una droga. - dijo él sonriendo.

-No es ilegal. - le sonrió de vuelta. -Ya está oscureciendo, deberíamos volver a casa. - añadió mirando la puesta de sol que tenían delante.

-Vamos. - dijo él una vez se habían terminado el porro. Tenían las cosas dentro así que Charlotte se metió dentro y Daniel la agarró del antebrazo y la aprisionó contra la pared alterándola.

Sus ojos grises estaban inyectados en sangre y su labio ligeramente flexionado hacia arriba denotaban la excitación del chico.

-Oh, vamos. - resoplo Charlie mareada por la proximidad de él. -Deja de hacer esto, está claro que sólo es por pura diversión. -
Algo cambio en él, el brillo de sus ojos quizás.

-Si, soy un estúpido. - sonrió de manera testaruda sin dejarla moverse. -Esto no debería pasar, ni siquiera deberíamos mantener contacto, pero está pasando.- dijo contra su oreja, y mordió su lóbulo activando todas las partículas de ella.

-¿Que estás diciendo? - preguntó confusa en un jadeo alterado.

-Mira lo poco hombre que soy. - habló algo drogado pegando su frente a la suya, tenía un ojo más abierto que el otro. -Que tengo que hacerte lo que quería desde que te vi a base de drogas por miedo a ellos. - respiró en sus comisuras y pegó sus labios a los suyos, enseguida ella abrió la boca para dejar paso a su lengua.

Pero se detuvo.

-¿De quien tienes miedo? - susurró apartándose levemente, para volver a besarlo y sentir sus manos en las caderas.

Mi vida, mis reglas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora