#17

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Mi corazón es un cine de verano
cada vez que bajo al metro
y la boca de destino es tu barrio,
llamo barrio a tus caderas,
a las arrugas de tus ojos,
al tatoo de tu pie derecho,
a los treinta y cuatro lunares de tu espalda.
Diego ojeda

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Alto contenido SEXUAL
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La luz en su habitación era inexistente, sólo la pequeña luz artificial del despertador sintético que alumbraba el pelo alborotado de Daniel.

Los analgésicos que Charlotte le había dado le habían ayudado al fin, ahora estaba completamente dormido.

Daniel creía que Charlotte se había medicado, y la verdad era que las ultimas cápsulas que le quedaban se las dio a él.

Sus piernas estaban entrelazadas con las de ella, y en un arrebato de debilidad pasó las yemas de los dedos por su pelo, suave y sedoso. También se dio el placer de olerlo, se pegó a su cuerpo cálido y hundió el rostro en su pelo, disfrutando del momento.

Trazó círculos con los dedos sobre la piel tersa y suave de su espalda, bajó más y más hasta rozar algo protuberante y escandalizador.

En la parte inferior de su espalda hacia en el lado derecho, palpó una horrible cicatriz encima del riñón.

¿Que le habría pasado?

El chico gruñó alguna cosa y de pronto se dio la vuelta hacia ella, en aquella oscuridad absoluta.

-¿Como te encuentras? - balbuceó dormido, y a ella le pareció adorable, aunque seguía intrigada por saber el origen de tal cicatriz.

-Mejor. - mintió. -¿Y tu?-

-Drogado. - le oyó sonreír.

Y ninguno dijo nada más, los sucesos anteriores se repetían en sus mentes una y otra vez.

Alguien llamó a la puerta y Daniel gruñó adormilado, ella se levantó y abrió la luz, al abrir la puerta se encontró con una chica de quince años menuda.

-¿Necesitas algo? - preguntó Charlie observándola, con el ojo derecho, ya que el izquierdo estaba hinchado.

-Yo solo...- el pelo de la chica era de color rubio ceniza, se apreciaba que era natural. Pero cuando llegó a los ojos de la niña tuvo que tragar saliva.

Maldición, grises como un océano en plena tormenta.

-¿Catykat?- la voz somnolienta de Daniel ahora parecía alterada.

-Sólo venía a verte. - dijo la niña apartando la mirada del cuerpo destrozado de su hermano.

-¿Sólo a verle? - estalló Charlie. -¿Han herido a tu hermano y dices eso? Yo ahora mismo estaría pegada al culo del mío si le hubiera pasado esto. -

-Charlie, callate. - dijo Daniel negando con la cabeza en desaprobación.

Catykat se mordió el labio dolida y le echó una última mirada a su hermano.

-Cuida de él, te lo suplico. - imploró la niña con los ojos llorosos a Charlotte, quien la pilló desprevenida.

-No dejes que se vaya...- susurró Daniel intentando levantarse a duras penas.

-Estate quieto. -dijo Charlotte estirándolo. -Tienes que descansar. -

Daniel asintió y se giró cubriéndose con el edredón.
Ella suspiró y le acarició el pelo. -¿Vas a contarme que pasa con tu hermana? - preguntó al fin.

Mi vida, mis reglas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora