#13

119 41 16
                                    

Hay quienes dicen que la vida no para, no espera, no avisa.

Tampoco avisó aquél pañuelo surcado en cloroformo, a Daniel saliendo de su Jeep corriendo hacia ella gritando algo que no consiguió descifrar, por que ya estaba cayendo.

Se fue. Su resistencia fue demolida por uno de sus hombres con un algodón de cloroformo. ¿Que hay de honor en eso?

Despertó sintiendo algo punzante en las cervicales, le dolían muchísimo. Tragó saliva y abrió los ojos, se encontró con un techo normal y corriente.

-Charlotte, ¿Como estás? - preguntó una voz conocida a su lado, Kayla.

Charlotte sintió repulsión momentánea, que pasó a ser ira y furia.

-¿¡Tu sabías esto no!?- gritó lo más alto que su garganta maltrecha le permitió y la expresión dolida de su amiga se quedó grabada a fuego en su mente.

Le había chillado a Kayla, la única persona que había estado con ella toda su vida.

-Escucha...- consiguió balbucear. -Es una larga historia ahora tienes que comer. - dijo con tranquilidad fingida y ella sólo quería llorar, gritar y romper cosas.

-¿Que está pasando? ¿Donde están Caleb y Arielle? - dijo en un hilo de voz, estaba afónica y su voz era un sonido desafinado.

-Están aquí, a salvo. Ahora esto es tu nueva casa. - observó muchas cajas en el suelo, y vio que dentro habían todas sus cosas.

-Pero....- susurró con los ojos llorosos.

La puerta se abrió provocando un estruendo.

-¡Quiero verla, joder!- era Daniel, Charlie tragó saliva mientras el chico enseñaba el dedo corazón a alguien de fuera. -¿Como está? -

-Bien. - dijo la rubia sonriendo.

-¡Estoy aquí! - gritó Charlotte dejándolos sordos. -Y estoy como una puta mierda, o me decís que está pasando o os juro que..- Daniel se sentó al borde de la cama y colocó su mano en su hombro.

-Prometeme que no empezarás a romperlo todo y no intentaras escapar. - dijo con la voz suave y ella se relajó un poco con su tacto cálido.

Charlotte asintió, sintiendo de nuevo aquél hormigueo estomacal causado por los nervios y la ansiedad.

-Estás en la mansión de Luke. - dijo mirando como el rostro de Charlie palidecía con cada palabra.

-¿Que? - pareció más un sollozo. -No... No, tengo que irme...- se zafó del agarre de Daniel y salió de la cama con una blusa sencilla y unas bragas mientras sentía que el aire no llegaba a sus pulmones. -Tengo... Que irme, Caleb..- abrió la puerta y oyó como maldecían.

Se tambaleó por los pasillos de la mansión sintiendo pasos detrás de ella, pasillos interminables repletos de cuadros, sus pies blancos repiquetando sobre el mármol blanco i el chico con una ametralladora en las manos.

-¿Donde te crees que vas, pequeña? - sonrió el de ojos azules y pelo rubio recogido en una coleta alta.

Sintió sus rodillas desfallecer y se llevó las manos al pecho cogiendo aire, hiper ventilación.

Notó las manos de Daniel colocando su cabeza entre las piernas de manera delicada y presionó de modo que el pecho quedara aprisionado.

Empezó a respirar normal y él se puso delante de ella en cuclillas, con una mirada herida, infinitamente triste.

Su Daniel.

Y en cuanto recuperó el aliento empezó a llorar, como una cría de cinco años asustada de su padre, en los brazos del chico que la había mentido, de camino a su oscura habitación.

-No llores. - suplicó el chico entrando a su habitación. -Yo tampoco estoy de acuerdo con ésto, pero no puedes huir de alguien que controla Seattle. -

-¿A que te refieres? - preguntó ella sorbiendose la nariz, cuando él se sentó a su lado en la cama.

-Tu padre, Luke Flynn es el mayor narcotraficante del lugar, desde que se alió con la policía corrupta y otros pez gordos no hay lugar en el que uno se pueda esconder. - dijo acariciando la piel suave de su brazo.

-¿Por que tu también estás metido en ésto? - preguntó sintiéndose realmente mal.

-Mi padre es la mano derecha de Luke, estoy igual que tu. - dijo él mirando a su alrededor. -Te aseguro que harás lo que ellos dicen, o harán de tu vida un infierno. -

-No lo haré. - sonrió con el labio tembloroso.

Entonces alguien llamó a su puerta y abrió, era el chico de la metralleta. Su mirada era tan letal y profunda que tuvo que apartar la vista.

-Luke quiere verla, lleva la al comedor en cinco minutos. - le dijo a Daniel. -Vas a reunirte con tu madre y tu hermano. - ésta vez habló para Charlotte y ésta se limitó a darle la espalda.

Cuando el rubio se fue, Daniel se mordió el labio y le tendió los tejanos que llevaba puestos el día anterior.

-Vamos, ponte esto. -

Ella lo miró, con una especie de desafío y miedo.

-¿Vas a vivir aquí a partir de ahora? - la voz de ella era temblorosa.

Él sonrió. -No, yo puedo estar en mi piso porque he firmado un contrato de silencio y a mi padre le da igual dónde esté, soy mayor de edad. - se encogió de hombros y vio la decepción en los ojos de Charlotte. -Sólo tienes que decírmelo, ¿Sabes? - sonrió de nuevo, de aquella manera que la hacía enloquecer.

-¡Por favor!- exclamó fingiendo desesperación acercándose más al chico peligrosamente. -¡Quedate conmigo algún día! -

-¿Por que? - sonrió él rozando su nariz con el de ella, de manera traviesa y sexy.

-Para hacer cosas malas. - dijo ella rozando los labios de él con los suyos, suspirando cuando él lo profundizó y ella envolvió los brazos en su cuello atrayéndolo sobre su cuerpo apenas cubierto con unas bragas finas.

Él gruñó por la intensidad de los besos de Charlie, lo estaban excitando demasiado, y ella lo sabía.

Ella gimió en su boca cuando Daniel deslizó la mano bajo sus bragas más y más abajo.

-No, Charlie... Tenemos que bajar. - jadeo él apartándose notando su erección pugnando por liberarse de los pantalones.

Ella respiró profundamente enfundándose los pantalones, excitada.
Se levantó y él tomó su barbilla y ella vio el destello del deseo en sus ojos.

-Me lo debes. -gimió estirando su labio inferior. -Vas a gemir mi nombre. - le guiñó un ojo y abrió la puerta.

Caminaron por el pasillo de la mano regulando sus respiraciones y llegaron al comedor.

Allí estaba aquél ser tan cruel al que tanto odiaba.

Luke Flynn

Preparado para destruir todo lo que quedaba de ella.
Una vez más.

-Hola, Cielo. ¿Has dormido bien? - sonrió maliciosamente, se le daba de maravilla.

-

Hola! El maratón ha comenzado! Os esperan dos capítulos mas! Comentar y darme vuestra opinión♥

~Janamellow


Mi vida, mis reglas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora