#7

162 51 50
                                    

Dicen que quién tiene un amigo tiene un tesoro, eso pensó Charlie cuando despertó y vio a Kayla y Daniel tumbados a su lado.

Kayla tenía la cabeza apoyada en el estómago de ella y la boca ligeramente entreabierta, una pierna colgaba del colchón y la otra estaba enroscada con la de Charlotte.

Daniel en cambio dormía como un niño, su expresión seria y sombría había desaparecido, dejando paso a un rostro relajado y no menos atractivo. Se arrepintió al instante de fijar la mirada en él, ya que su corazón había empezado a ir a un ritmo antinatural.

Se giró hacia el chico, dándole la espalda a su amiga y se ruborizó al notar la distancia que había entre ellos, apenas tres centímetros. Su pelo castaño estaba alborotado, sus labios entreabiertos e hinchados del sueño y sus tatuajes a la vista.

Los recuerdos de la noche anterior no tardaron en plasmarse a través de sus retinas, la policía había ido a su casa y mientras su madre denunciaba el suceso del hombre de la gabardina y cambiaban la cerradura de la puerta, Daniel y Kayla tranquilizaron a Charlotte y el ataque de ansiedad desapareció.

Por suerte Caleb se había quedado a dormir a casa de un amigo de la escuela.

-Mierda...- maldijo Daniel bostezando, adormilado. -Me he dormido. -

-Se dice Buenos días. - sonrió Charlotte poniendo los ojos en blanco.

-¿Que tiene de bueno un domingo por la mañana? - dijo él cerrando los ojos, sobre la almohada.

-Que hay gofres con chocolate, recién hechos abajo. - dijo Charlotte levantándose de la cama.

Daniel abrió los ojos.
-Adoro el chocolate. - dijo de manera provocadora.

-¡Pues para ti no hay!- exclamó Kayla levantándose de repente de la cama descalza. -¡Pringados!-

Charlotte dejó ir una risotada corriendo tras la rubia y oyó a Daniel maldecir.

Kayla saludó a Arielle y ésta le indicó que los gofres se encontraban en la cocina, Charlie la siguió y vio a su mejor amiga con el gofre en la boca.

-¡Daniel! ¡Me voy a comer tu gofre!- chilló Kayla con los dientes sucios del chocolate derretido.

Daniel apareció por la puerta con una sonrisa testaruda.

-Bonita ropa interior. -

Charlotte se atragantó y empezó a toser como una loca al compás de la risa de Kayla, él se llevó su gofre a la boca y se despidió con la mano.

-Tengo que irme. - dijo él masticando. -Twenkie tendrá hambre. -

-¿Ya te vas? - exclamó Arielle entrando a la cocina.

-Si, gracias por todo, señorita Flynn.- le dedico una sonrisa formal y salió por la puerta.

-¡Me ha llamado señorita!- exclamó su madre llevándose las manos a las mejillas. -Que chico tan educado. -

-Mamá, Daniel es un rompe corazones, superalo. - soltó Charlotte masticando pesadamente.

-Arielle dile que Daniel es su tipo, por que a mi no me hace caso. - exclamó Kayla enfurecida.

-¡Silencio las dos! - gritó Charlotte ruborizada. -Yo moriré virgen, como tiene que ser. -

Arielle y Kayla se miraron.
-Pobre alma en pena. - dijeron al unísono, como las dos marujas que eran.

Mi vida, mis reglas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora